El psiquiatra y escritor chileno Claudio Naranjo y el filósofo español José Antonio Marina debatieron en Filosofía sobre un nuevo modelo educativo
Dijo José Antonio Marina al inciarse el debate que mantuvo con Claudio Naranjo el pasado 16 de enero en el Paraninfo de la Facultad de Filosofía, que el pensador chileno y él, al menos en el tema de la educación, coinciden en lo fundamental, aunque difieren en todo lo demás. Esa parte fundamental común es la necesidad que ambos plantean de modificar el actual sistema educativo predominante en la mayor parte del mundo, en el que prima la transmisión de conocimientos enfocados a la inserción laboral de los estudiantes. En los detalles del sistema educativo alternativo que cada uno propone ya entran en juego diferentes matices. Para Naranjo, conocido en muchas partes del planeta por ser el creador del Programa SAT de autoconocimiento, el objetivo último de la educación debe ser facilitar "competencias existenciales", tales como la empatía, el amor o la capacidad de goce, que propicien la construcción del individuo y su autoconocimiento. Él, según contó, ha sido víctima del otro sistema, del que solo persigue la transmisión de información y, en su caso, y según sus palabras, propició que con catorce años fuera un "perfecto idiota emocional".
Para Marina, y aún creyendo que el sistema autoritario de educación en el que él creció deparó una generación de personas responsables, comprometidas y con un sentido del deber claro, ese hoy no es un modelo defendible, como tampoco lo es el permisivo que se intentó implantar después. Su apuesta es un modelo educativo que propicie un proceso de humanización que cubra las necesidades tanto intelectuales, como afectivas, éticas y ejecutvas de los estudiantes. El fin último para Marina de ese proceso es el florecimiento de cada una de las personas. "Me gusta el término -señaló Naranjo-, más incluso que el que yo he utilizado hasta ahora de construcción". "Otra coincidencia", señaló Marina.