Desde el pasado 16 de diciembre se puede visitar el Museo Complutense de Óptica, ubicado dentro de las instalaciones de la Escuela Universitaria de Óptica.
Durante más de 40 años, Francisco Ramos Escalada, diplomado en Óptica y Optometría, farmacéutico y doctor en Ciencias Biológicas por la UCM, ha reunido una impresionante colección de cientos de piezas de óptica y anteojería de los siglos XVIII al XX. Ahora ha decidido donarlas a la Universidad Complutense de Madrid para crear este museo, el primero en su género que se abre en nuestro país.
Cuando le preguntan a Francisco Ramos si le da pena separarse de su colección, reconoce que no, que por el contrario, ayudar a crear este museo es una satisfacción enorme. Considera que "a cierta edad uno se da cuenta de que está de paso y de que lo único que va a quedar son los objetos". El director del Museo de Óptica, el profesor Agustín González, explica que cada uno de esos objetos "tiene su propia vida, que a veces se cruza con las nuestras. Ahora los instrumentos ópticos esperan que les recibamos y acojamos, ya que nuestra vida sería mucho más limitada sin su ayuda".
A Francisco Ramos, el coleccionismo también le ha servido de ayuda en determinados momentos de su vida. Recomienda a los estudiantes que se busquen una actividad ajena a lo que estudien, "lo que sea, porque les vendrá muy bien como salvación frente a problemas graves y para olvidarse de conflictos habituales".
Gracias a su pasión por reunir objetos, ahora la Complutense cuenta con un museo que está disponible para toda la comunidad universitaria, y como aseguró en la inauguración el rector José Carrillo, en breve contará con una versión digital "para que se pueda ver en colegios e institutos y sea una herramienta didáctica que puedan usar los profesores".
El director de la Escuela Universitaria de Óptica, Javier Alda, recordó cuando Ramos contactó con ellos hace un par de años para crear el germen de este museo que ahora ya está a la disposición de "la comunidad universitaria, la ciudad de Madrid, y en breve, a través de Internet, de todos los que quieran visitarlo virtualmente".
Francisco Ramos rememoró que la primera pieza de su colección fueron unas gafas que le regaló un señor de Toledo, que tenía una óptica y que era padre de la chica con la que salía en esos momentos. Bromeó contando que dejó a la chica cuando se enteró de que la llamaban la "bandera, porque la besaban todos los cadetes".