Mavis Gray trabaja como "negra" en una editorial de Minneapolis. Su vida no tiene demasiados alicientes, así que decide volver a su pueblo natal en busca de aquello que no tiene en la gran ciudad, pero los deseos no suelen coincidir con la realidad.
La película está escrita por Diablo Cody (seudónimo de Brooke M. Busey), conocida por el Oscar que ganó por el guión de Juno. Si aquella película hablaba de lo traumático que es pasar de la adolescencia, esta se centra en lo difícil que es hacerse viejo, o vieja en este caso. Llama la atención el tema en una guionista, porque la obsesión por el envejecimiento es una pauta común en los hombres, que estamos siempre preocupados por el paso del tiempo, pero no suele aparecer en la literatura femenina.
La historia le viene al pelo a Jason Reitman, director de Young adult, pero también de Juno y de Up in the air. A Reitman le interesan las historias en las que sus personajes caminan por el filo y en las que hay un poso de tristeza y depresión. George Clooney en Up in the air era un auténtico fracasado, a pesar de su apariencia de triunfador, y lo mismo ocurre aquí con Charlize Theron. El ambiente un tanto anticuado de la historia (con radiocasetes y maquillajes a lo Michelle Pfeiffer en los noventa) también da esa sensación de que el tiempo se ha detenido y de que la historia se ha estancado para los personajes, sobre todo para la protagonista principal. Lo que no me cabe en la cabeza es el diseño del cartel de la película. La primera vez que lo vi pensé que esto iba a ser una comedia absurda en plan Big, con alguien que no quiere crecer y se queda aniñado o se convierte en un adulto con cuerpo de niño, pero realmente es una película bastante amarga (pero buena) sobre la imposibilidad de avanzar mentalmente. El final además está abierto y para algunos puede ser un happy-end, mientras que para otros (entre ellos yo) es igual de deprimente que el resto del filme (aunque sorprendentemente en la proyección había gente que se reía como si fuese una comedia desternillante).
Reitman tiene la suerte de contar con Charlize Theron para este papel. Y digo suerte, porque es una de las pocas actrices que no temen enfrentarse ante las cámaras a cara descubierta, y además le da igual aparecer "fea" (si eso es posible). De hecho, yo diría que cuanto menos se maquilla más confianza tiene en sí misma y los directores menos miedo tienen a trabajar con ella. De los demás, destaca Patrick Wilson con ese aspecto de pringadillo de pueblo, que le viene al pelo en esta historia.