Los Pelayos son una familia española harta de trabajos de poca monta. El patriarca descubre que la fabricación de superficies lisas es algo prácticamente imposible y por lo tanto que algunas ruletas tendrán tendencia hacia unos números concretos. De ese modo comienzan a jugar, y a ganar, en los casinos.
La vida real de esta familia es toda una aventura, pero no era fácil escribir con ella un guión cinematográfico. Eduard Cortés y Piti Español han optado por centrarse en una pequeña historia, con lo que han pecado de anecdóticos, pero al mismo tiempo han conseguido crear una película cerrada, algo que no era fácil a partir de libros con tanta información (y tan entretenidos) como La fabulosa historia de los Pelayos, escrita por los propios miembros de la familia García Pelayo. El principal defecto que tiene el guión es su estructura de campana de Gauss invertida. Es decir, lo mejor está al principio y al final y en el medio hay un auténtico bache de ritmo, que quizás se habría solucionado con la eliminación de unas cuantas escenas.
El director del filme es Eduard Cortés, que tiene en su haber dos decenas de trabajos (casi todos ellos para televisión) y que es recordado esencialmente por La vida de nadie, una de las mejores películas españolas de este siglo XXI. En aquel filme Cortés puso el listón muy alto, y es difícil que consiga llegar a la misma altura en sus próximos trabajos, lo que supone un auténtico handicap. En esta ocasión, Cortés ha sido incapaz de evitar ese fallo de ritmo en el centro de su historia, y eso aunque la ha rodado con una estructura similar a Ocean's Eleven. Aquí también tenemos la parte en la que el líder recluta a los miembros del equipo, e incluso hay algunas escenas dentro de los casinos que imitan a la película de Soderbergh. El recurso resulta visualmente manido y además choca con la propia idiosincrasia de los personajes, más parecidos a Pajares en Los bingueros, que a George Clooney.
El reparto cuenta con algunos de los mejores actores que tenemos en España ahora mismo, como son Daniel Brühl (el actor que está en todas partes, y no sé cómo le puede dar tiempo); Lluis Homar (que siempre está correcto en su papel); y Eduard Fernández (que borda el papel de tipo maquiavélico). Además en el reparto, también está Miguel Ángel Silvestre, que hace de un descerebrado bastante cortito al estilo de Yon González en Torrente 4; y Blanca Suárez, mucho más comedida que en La piel que habito.