La rama dorada

por Edgar Lizano

Cuando James George Frazer escribió esta obra magna a finales del siglo XIX pensaba que el mundo estaba entrando en la época de la razón. Entendía así que lo que en la antigüedad fue magia y dio lugar a las religiones era algo propio de la mitología y alejado de la inteligencia. Sin embargo, y por desgracia, leer hoy en día La rama dorada nos descubre que el mundo está mucho más anticuado y es mucho más rancio que a finales de hace dos siglos. Un ejemplo: "El campo de acción que se ofrece al talento superior para cambiar las antiguas costumbres por otras mejores es muy reducido; el hombre más capaz es arrastrado por los más ignorantes y torpes, que necesariamente dan la norma, puesto que no pueden alzarse y él sí puede caer". ¿Nadie piensa que esa es la descripción de miles de millones de personas que viven hoy en un día en este planeta subyugado por religiones absurdas basadas en libros más absurdos aún? Yo lo tengo claro. Hay muchos más ejemplos. Aquí dejo otro: "Hemos encontrado una costumbre muy extendida: ingerir sacramentalmente al dios, ya en forma de hombre o de animal que representa al dios o en forma de pan de con figura humana o animal [...] El salvaje comúnmente cree que comiendo la carne de un animal u hambre adquiere no sólo las cualidades físicas, sino también las cualidades intelectuales y morales que son características del animal o del hombre; así que, cuando la criatura se considera divina, nuestro ingenuo salvaje espera naturalmente abosrber una parte de su divinidad junto con su substancia material".

El taller de escritura

por Andrés Torrejón

Amy Gallup es una mujer un tanto obesa que vive en California impartiendo clases de escritura en talleres a los que acuden todo tipo de frikis. Es decir, exactamente igual que lo que hace la escritora Jincy Willett en la vida real. Conociendo esa parte de la biografía de la autora, El taller de escritura parece una novela en la que se venga de algunos de los alumnos más pesados que hayan llegado a pasar por sus manos. De hecho, el grueso de la novela consiste en describir de manera divertida a esos estudiantes con sus diferentes estilos narrativos, que van desde el talentoso hasta el inútil, pasando por la pelota, los que pasan por allí porque es gratis e incluso un asesino. Porque sí, en la novela también hay un criminal, pero eso parece ser lo de menos incluso para Willett, porque no mata a nadie hasta la página 200, y teniendo en cuenta que el libro tiene 320 páginas, eso quiere decir que lo que a la autora le gusta es destripar a sus protagonistas.

Sexto continente

por José Luis de la Fuente

Hoy en día cantar contra la apabullante tecnología es algo totalmente radical. De ahí el peso de los versos del tema Nunca no nunca con los que Mi Animal abren su sexto disco: "Voy a pegarle fuego al móvil, al ordenador y a todos los cables. Voy a pegarle fuego al whisky, al Google Earth y a su puta madre. Es hora de abrir la ventana y lo que no es real, tirarlo a la calle. Es hora de prenderle fuego a lo que no es real, para que no te falle". En el disco también se hace un peculiar homenaje a los tan manidos zombis, a una peculiar guerra fría, a la dificultad de comprender la poesía y a lugares donde esconderse y ser feliz. Para saber cómo suenan puedes leer su propia descripción: fórmulas del pop británico, psicodelia de una línea de bajo, o de una batería de rockabilly, combinadas con unas pocas notas con la crudeza de sus tres guitarras. También puedes ir a verles en su gira por los FNAC que comienza en Plaza Norte el 27 de octubre.