José Carrillo aseguró en las asambleas informativas que mantuvo con la comunidad universitaria en octubre que la UCM estaba viviendo el momento más complicado de su historia reciente y solicitaba unidad para afrontar un periodo decisivo, con el riesgo incluso en el horizonte de una intervención en la gestión universitaria por parte de la Comunidad de Madrid en el caso de no alcanzar un balance equilibrado de los ingresos y gastos de este último año. También anunció entonces que antes de fin de año presentaría al Consejo de Gobierno el Presupuesto para 2013. Así lo hizo el pasado 18 de diciembre, día en el que se realizó esta entrevista, pero el presupuesto no fue aprobado. Desde unos días antes miembros del personal acampan en los jardines del Rectorado en protesta por los posibles recortes de sus salarios.
- ¿Días complicados, supongo?
- Sí, bastante complicados. Entre recortes, consejos de gobierno, mesa sindical... Días complicados, sí. Más al final de un trimestre bastante complicado en lo general también.
- ¿Qué es lo que más le duele de lo que está sucediendo?
- Me duele ver gente acampada. Me duelen las tergiversaciones de los hechos que a veces en un comunicado aparecen. Me duele que alguno diga que lo que hacemos es lo que hace Rajoy, cuando no tiene nada que ver, sino que lo que nosotros hacemos es más parecido a lo que hacen los sindicatos cuando les han recortado sus presupuestos y han tenido que hacer ERES, despedir gente y recortar salarios. Si nos recortan el presupuesto y no tenemos ingresos propios quitando las tasas, la solución es o recortamos salarios o despedimos. Nosotros hemos sido más sociales y no queremos que haya despidos, pero eso entraña que haya recortes, recortes mínimos, pero recortes.
- Los sindicatos han afirmado que la solución planteada por el Rectorado es la más fácil, recortar los salarios, en lugar de adoptar otras medidas de ahorro que ellos proponen.
- No vamos a lo más fácil. La comisión que nombré en junio lleva desde entonces trabajando sobre los presupuestos, sobre las nóminas, sobre todos los elementos que puedan rebajar el gasto. Creo que no hemos ido a lo más fácil. De los 47 millones que nos recortan estamos planteando que solo 5 millones afecten a las nóminas del PAS y otros 4 o 5 a las del PDI. Es cierto que las del PDI ya las ha recortado el 5,7 por ciento la Comunidad, y que el colectivo que más recorte tiene en conjunto es el PDI, más de 10 millones frente a 5. Pero no es la solución más fácil. Antes hemos apurado todas las posibilidades de ahorro, y hemos esperado hasta bastante avanzado noviembre para tener datos muy exactos del ahorro que hemos realizado en el presupuesto de 2012, y poder minimizar los recortes. De hecho, se han minimizado desde la primera estimación hasta la última que planteamos. Estamos lanzando propuestas en la mesa de negociación. A nuestro entender no hay propuestas por la otra parte, más que algunas que pueden ser muy viables pero a largo plazo. Recaudar más dinero está muy bien como idea pero requiere la puesta en marcha de mecanismos en los que, de hecho, ya estamos trabajando, pero que no van a aportar 5 millones en 3 meses ni en 6. Estamos hablando de 5 millones de 47. Es decir, casi la décima parte. Pues mire que hemos sido imaginativos que teniendo un recorte de 47 millones solo imputamos 5 a nóminas de PAS, 10 en total. Hemos sido bastante imaginativos, yo creo, en los recortes. De hecho, se quejan los decanos que les hemos recortado demasiado en capítulo 2. Y hoy no hemos aprobado el presupuesto por este motivo. Por tanto, yo creo que la acusación de que hemos ido a lo fácil no es cierta. Es más, recortar los salarios es lo más difícil que podemos hacer, pero si hemos llegado a esta conclusión es porque ni tenemos otra solución ni nadie nos ha dado otra que permita evitar eso.
- ¿Qué lectura hace de la no aprobación del presupuesto por el Consejo de Gobierno?
- Es difícil hacer una lectura. Yo creo que ha habido una oposición por parte principalmente de los decanos -aunque ellos básicamente se han abstenido, quitando alguno que ha votado en contra- que ha dado alas a otros sectores y ha provocado que no se pueda aprobar. Mañana tendremos comisión económica y veremos cuáles son las propuestas de los decanos, aunque yo entiendo que han tenido más de diez días para hacerlas desde que han tenido los presupuestos. Pero bueno, veremos cuáles son sus propuestas, en qué mejoran los presupuestos y cómo se pueden integrar. Yo entiendo que los presupuestos que hemos presentado son presupuestos muy claros. Si nos recortan 47 millones es muy pequeño el margen con el que se puede jugar. ¿Se pueden mover 10.000 euros de aquí a allá? Probablemente, pero estamos hablando de miles. La única partida en la que hablamos de millones son las nóminas. El resto de las partidas son en miles... Pero veremos... Estamos abiertos a seguir trabajando tanto con los decanos como con los sindicatos. Hay que hacer avances y para eso hay que dar pasos. Creo que nosotros los hemos estado dando y creo que la otra parte los tiene que dar también, tanto en un sitio como en otro.
- En las asambleas informativas de octubre insistió mucho en la necesidad de aprobar este año un presupuesto real que asegure no incurrir en un déficit que podría derivar en males mayores. ¿Cree que el mensaje no caló de manera suficiente?
- Creo que sí caló. De hecho para 2012 aprobamos un presupuesto equilibrado y el de 2013 también lo es. Yo entiendo que lo que plantean los decanos no son grandes cambios, sino pequeños cambios que lo cierto es que podían haberlos planteado antes y no llegar a esta situación. Entiendo que hay un malestar añadido general por la situación que vive la universidad. No es fácil administrar esta situación y entiendo al decano que está en primera fila con profesores, PAS y estudiantes, que como yo ya ví en las asambleas, a veces no es fácil gestionar los descontentos. Pero sí creo que ha ido ganando en la conciencia colectiva la necesidad de que el presupuesto sea equilibrado y no genere más déficit. El problema de lo de hoy, y por ello trataremos de aprobarlo lo antes posible, es que pone un poco en freno todos los intentos de financiar la deuda de la Complutense, porque el no tener un presupuesto aprobado es un frenazo importante. No se puede refinanciar una deuda, pedir un préstamo o formalizarlo si no hay un presupuesto o un plan de pagos aprobado.
- En las asambleas algunas personas le animaron a declararse insumiso ante las medidas de gobierno y Comunidad de Madrid.
- Todavía no han sido capaces de explicarme qué es un rector insumiso. ¿Cierro el despacho, me voy al campus, dejo de hacer mi trabajo que es dirigir un equipo que dirige la universidad y al final no pagamos las nóminas, cerramos las facultades y mandamos al traste esta universidad? Yo sigo sin saber qué es la insumisión. Yo entiendo que hay que seguir haciendo que la Complutense funcione y que continúe abierta por muchísimos años, que no entremos en déficit en años venideros... Hay que garantizar el funcionamiento de una institución pública como es esta universidad.
- ¿Cuál es a día de hoy el principal problema de la universidad?
- El problema verdadero viene de dos sitios. Hay dos problemas gordos. Por una parte, la deuda heredada de 153 millones que nos grava a diario, y que nos hace hacer frente a facturas que llevan 18 meses sin pagarse, amenazas de juicios, de cortes de luz, de no atención por parte de los proveedores... que nos dejaría absolutamente desatendidos en los ámbitos de la investigación y la docencia. Es un problema gravísimo que afecta directamente a la calidad de la enseñanza y la investigación, amén del conjunto de la sociedad. Otro problema no menos gordo es que no haya previsión de ingresos y que en medio de un año, en junio, nos anuncien un recorte de 47 millones. Eso es jugar sin reglas. Uno no puede presupuestar porque de repente te vuelven a recortar. Esto no permite ninguna planificación estratégica, ver qué quiere ser esta universidad dentro de cuatro años. Luego hay un tercer problema que es la falta de inversión en capítulo 6, con el incumplimiento desde 2008 del programa de inversiones con la Comunidad de Madrid para obras y mantenimiento. Hay cada vez más averías en los edificios porque llevamos cinco años sin poder invertir lo más mínimo. Todo esto hace que yo tenga que pensar más en términos económicos que en temas académicos, lo que es una pena porque un rector realmente debería dedicarse a la parte académica y no a la económica.
- Al menos parece que los tribunales están dando la razón a la Complutense y la Comunidad tendrá que pagar lo comprometido en inversiones.
- En efecto. Hay una sentencia ya firme que con los retrasos es de 20,7 millones y que la Comunidad pagará este año, y hay una segunda sentencia a punto de fallarse en segunda instancia de 43 millones. Esperemos que esto venga a aliviar un poquito. Espero que si nos dan estos millones por aquí no desaparezcan por otra parte... que es lo que suele hacer la Comunidad. Además, tenemos otra demanda planteada de más de 70 millones.
- ¿Sigue convencido de que la universidad saldrá hacia adelante como dijo en las asambleas?
- Sigo convencido de que esta universidad tiene un potencial tanto en personal, como PDI como de estudiantes, que hará que salga adelante. Con sacrificios, pero saldrá adelante.
- ¿Cuál es el plan?
- En primer lugar, intentando que la semana próxima salga adelante la aprobación de un presupuesto equilibrado que no genere deuda. Que eso sea un paso importante para poder hacer un plan de pagos para un futuro préstamo o para poder entrar en el plan de pago a proveedores, y que eso permita resolver el problema de la deuda, aunque la tengamos que pagar a 10, 12 o 15 años. Eso será un alivio que nos permitiría volver a la normalidad. Y a partir de ahí, llevar un plan de gestión que nos permita un pago, no como dice el ministro a 30 días, porque es impensable para una institución sin ingresos regulares como la nuestra, pero sí a un par de meses que sería factible. Eso eliminaría el problema económico. A partir de ahí habría que garantizar los ingresos de la universidad vía acuerdos con la Comunidad de Madrid, que nos garantice un plan de ingresos plurianuales y, por otro lado, diversificar un poco las fuentes de ingresos que plantea la asociación de universidades europeas yendo a acciones de mecenazgo, rentabilizar el patrimonio, etcétera. Y más allá, establecer instrumentos de captación de fondos, que es algo muy complicado y que exige poner en marcha ciertos mecanismos. Estamos dando pasos en esa dirección que probablemente darán sus frutos en los próximos años y que el siguiente rector seguramente disfrutará.
- Sin duda, el mayor descontento entre los estudiantes es en estos momentos el incremento de las tasas. ¿Qué puede hacer la universidad frente a esa subida?
- La universidad puede, por ejemplo, recaudar dinero para dar ayudas a las matrículas, pero, sobre todo, lo que puede es tratar de influir en los poderes para que los decretos que saquen en los que se fijan los precios públicos, no supongan más crecimiento. Pero es muy difícil porque enfrente hay una postura profundamente ideológica. No es una cuestión de negociar, sino de un convencimiento profundo de que los estudiantes tienen que pagar sus tasas, de que si no no aprecían los estudios... Yo creo que es un error profundo. Pero cambiar esa mentalidad es muy complicado. Les parece mal hasta que los alumnos se matriculen de la mitad de los créditos y nos dicen que les tenemos que obligar a matricularse del curso completo. La universidad lo único que puede hacer es intentar que ningún estudiante deje de estudiar aunque tenga que pasar más años en la universidad porque no pueda pagar todos los créditos de un curso. En la medida de lo posible, intentaremos dar las pocas ayudas económicas que podamos. Con las becas pasa una cosa curiosa. El Real Decreto 14/2012 del Ministerio dice que él pagará las becas hasta la parte baja de la horquilla de las tasas que marca, y que la diferencia con el precio final lo pagará la Comunidad Autónoma. En su decreto, la Comunidad Autónoma dice que eso lo paguen las universidades, lo que nos podría suponer otra ruina de 15 o 20 millones. Eso la Complutense lo tiene recurrido porque nos parece que no es razonable.
- ¿Cuál ha sido el impacto real de la subida en la Complutense?
- En grado este año no hemos perdido alumnos, pero sí hemos perdido 400.000 créditos matriculados. Esto equivale a 6.666 alumnos a 60 créditos al año, lo que quiere decir que cada alumno de esta universidad se ha dejado de matricular en una asignatura de 6 créditos. Son datos preocupantes. La siguiente subida causará más que probablemente exclusión social. Habrá alumnos que no se podrán matricular en grado por no poder pagar esos precios. Además, reducir el número de créditos matriculados puede parecer una solución económica pero no lo es. Si uno tarda el doble en realizar sus estudios estará el doble de tiempo también a cargo de sus padres. No es una solución social aceptable. La solución social aceptable son precios bajos y política de becas. Donde los datos son más preocupantes aún es en la matriculación en másteres. La caída se situará entre un 16 y un 25 % según los resultados de adjudicación de becas. Tenemos más de 4.000 estudiantes preinscritos, con lo que hemos perdido entre 700 y 800 respecto al año pasado, y de esos, 1.500 son solicitantes de becas. No sé cuántos la conseguirán, pero no más de un 20 % en el caso más optimista. Por lo tanto, podemos quedarnos con 1.200 alumnos sin beca y posiblemente muchos se plantearán seguir o no el máster. Esto tiene un carácter negativo en lo social, pero también en lo científico. Muchos son alumnos vinculados a másteres ligados a la investigación, que tienen menos salidas profesionales. Luego si hay menos alumnos, se harán menos tesis y habrá un retroceso en la investigación. Este es un problema preocupante que debería preocupar muy seriamente a nuestros gobernantes. No es una casualidad que los países que menos han invertido en educación superior sean precisamente Portugal, Italia, Grecia, España e Irlanda, los cinco con mayores problemas económicos en estos momentos. Aprendamos la lección e intentemos a la próxima no estar en el grupo de cola. Pero bueno...
- En las asambleas de octubre alertó sobre el riesgo de privatización de las universidades públicas que ha abierto el Real Decreto 14/2012. Sus palabras entonces causaron gran alarma entre algunos.
- Los estudiantes interpretaron que se iba a cerrar la universidad, que no iban a poder terminar sus estudios, etcétera, etcétera. No. Yo lo que creo es que hay elementos en la Ley 14/2012 que diseñan los instrumentos que pueden permitir privatizar la universidad en un momento dado. No estoy diciendo que haya intención por parte del gobierno de hacerlo, pero sí que están los instrumentos en la mesa. En esa dirección también está la LOMCE y el cambio del régimen de selectividad, que permite a las universidades seleccionar sus alumnos y ese también es un elemento que favorecía la privatización. Y hay un tercer elemento en lo que va a hacer la comisión de sabios con el nuevo modelo de gobernanza de la universidad, que va a restar muchísima autonomía a la universidad. Restar autonomía y privatización son dos caminos que convergen.
- ¿Cuál es el principal peligro de la Ley 14/2012?
- Lo inquietante de la Ley 14/2012 es que habla de alianzas con empresas, no públicas sino empresas en general, para la realización de las tareas propias de la universidad, que son la docencia, la investigación, la transferencia y la gestión. Investigación sabemos que no hacen las privadas. Docencia podría hacerlo. Gestión también lo podría hacer. Gestión privada, claro. Luego hablan de subir la dedicación de los profesores entre 16 y 32 créditos, más bien 32, con lo que por los mismos salarios los profesores trabajarían un 30 por ciento más. Una empresa privada en esas condiciones podría perfectamente pasar a un profesor a dedicación plena y pagarle por lo menos un 30 por ciento menos de su sueldo. En el mismo decreto se plantea la posibilidad de intervención, que las comunidades autónomas puedan tomar las medidas que consideren oportunas dentro de sus competencias, que son amplísimas, si una universidad no presenta un balance equilibrado a 1 de marzo... Todos estos son elementos que hacen que se abra la posibilidad de que las empresas privadas puedan entrar a gestionar facultades que son rentables. No hay peligro de que esto ocurra en la Complutense porque creo que vamos a tener equilibrio presupuestario y un remanente de caja positivo que no va a dar lugar. Pero están ahí los instrumentos. Cuando uno afila los instrumentos es porque piensa usarlos. Eso ya es entrar dentro de las intenciones, pero bueno. Esta universidad es muy grande y espero que su futuro no sea ese.
- ¿Ve unidad en la oposición contra todas estas medidas?
- Hay muchas instancias que se mueven, los sindicatos, las asambleas... A veces ese movimiento parece un poco caótico, que no se sabe muy bien adonde va. Las movilizaciones tienen que tener perspectivas y salidas, si no puede ser peligroso y generar más desencanto que otra cosa. Hay una especie de movimiento espontáneo, que está muy bien, pero está un poco descoordinado. Los ciudadanos de este país estamos hartos de los recortes, pero no hay coordinación. Quizá en este país falte otra alternativa política. Hay que estar en los sitios en los que se cambian las cosas, en los parlamentos, en donde se aprueban las leyes. Y en este momento yo creo que no hay una alternativa política clara. Esto se nota en los sondeos: el PP cae, pero el PSOE no sube.
- ¿Los rectores están unidos, van todos a una?
- Cada rector tiene que gestionar su universidad, tiene problemas distintos, unas son más pobres, otras son más ricas. Pero sí, creo que sí hay bastante unidad en torno a la defensa de la universidad pública.
- ¿Si llega a saber hace año y medio que hoy iba a estar en esta situación, se habría presentado al cargo?
- Yo creo que hay que estar aquí para lo bueno y para lo malo. Yo me presenté con ánimo de servicio a la universidad. Es verdad que la cosa está muy complicada y más con los recortes, pero yo creo que sí me hubiese presentado. No sé si los otros cinco que se presentaron conmigo lo harían, eso sí. Si hace año y medio me presenté era porque no estaba de acuerdo con lo que se estaba haciendo aquí, y porque se estaba llevando a la universidad por un camino equivocado.