El torero y la folclórica van a tener una hija. La tragedia se cierne sobre ellos de tal manera que ella morirá en el parto y él se quedará tetrapléjico por una cornada. La niña se criará con su abuela y luego con una madrastra malísima que sólo soñará con quitársela de encima.
El director y guionista Pablo Berger adapta el cuento clásico de Blancanieves aplicándolo a la idiosincrasia más rancia de España: los toros, la bailaora, la religión... Opta por quitar el diálogo, con excepción de algunos rótulos que realmente se podría haber ahorrado porque es evidente que a una historia tan conocida y manida no le hace falta la palabra. A pesar de esto la Academia le concedió el Goya al mejor guión original, algo que no me cabe en la cabeza, porque no es más que otra versión del conocido cuento. Si cambiar a una bruja medieval por una bruja española, y a un cazador por un lerdo es originalidad, entonces el Goya está bien dado.
La música elegida es además tan obvia que también podría haberse eliminado sin perjuicio para el desarrollo del filme, y por supuesto también se ha llevado un Goya, lo que es bastante incomprensible.
Por otro lado, dirigir una película muda y en blanco y negro justo un año después de que triunfase internacionalmente The artist no tiene ningún mérito. El director asegura que llevaba años preparando el proyecto, pero la casualidad ha jugado en su contra. Pablo Berger es un director bastante limitado y para eso sólo hay que ver su anterior y único trabajo, Torremolinos 73, una aburrida ficción sobre el destape en el cine español de los 70. Blancanieves coincide con esa peli en que también es aburridísima. Aquí, Berger intenta copiar alguna estética del cine mudo, como la superposición de imágenes, pero en realidad abusa de ellas. El resultado final es una fábula pretenciosa y pro taurina que ha dejado indiferente al público y ha vuelto loca a la crítica.
Maribel Verdú tiene que lidiar con un papel en el que le toca exagerar un lado ladino. Lo hace bien, pero su personaje, al igual que el resto, resulta excesivo y sin gran interés, más allá del homenaje que hace el director a Billy Wilder con el asesinato en la piscina y la dama de alcurnia venida a menos. Homenajes también hay mil en los acondroplásicos y el Freaks de Tod Browning. Y entre medias está la pobre Macarena García que tiene que hacer de una Blancanieves un tanto lela, más propia de Disney que de los hermanos Grimm.