El rector, José Carrillo, propuso el pasado 20 de marzo a los miembros del Claustro abrir un debate sobre la mejora de la universidad. A juicio del rector, el reciente informe emitido por una comisión de expertos nombrada por el Ministerio de Educación sobre la mejora de la universidad es un documento "al que ni siquiera el propio Ministerio está otorgando demasiada importancia". De acuerdo con Carrillo, el documento tiene tres críticas fundamentales: opta por el modelo anglosajón de unas pocas universidades de elite y el resto de segunda o tercera división; no ofrece soluciones al problema de la financiación, y politiza la vida de la universidad poniendo en mano de las mayorías políticas su gobierno.
Para lo que sí debe servir ese documento es, según indicó el rector, para abrir un debate en las propias universidades sobre qué modelo de universidad se quiere diseñar. Ese debate "que hoy quiero abrir en este Claustro y que espero que no se cierre hoy, sino que este solo sea el comienzo del mismo", incluiría desde el modelo de gobernanza, hasta el mapa de titulaciones, la aplicación del plan Bolonia, el estatuto del personal docente e investigador, los criterios de evaluación de las universidades...
No obstante, según afirmó el rector, el requisito previo para poder cambiar debe ser la definición por parte de los gobiernos estatal y autonómico "de un modelo de financiación adecuado y a largo plazo".
Sobre la gobernanza de la universidad, Carrillo señaló como punto de partida la necesidad de garantizar la participación de la comunidad universitaria en la toma de decisiones. Así, señaló la conveniencia de debatir sobre la composición, elección y competencias del Consejo de Gobierno, que quizá en estos momentos "no son las más adecuadas ni su funcionamiento el más efectivo". También la elección de los decanos debe ser objeto de debate y optar por el sufragio universal, como ya se ha hecho en las tres últimas elecciones de rector.
Otros debates convenientes serían los relacionados con el estatuto del personal docente e investigador y, en concreto, con la inclusión de elementos de incentivación que faciliten la consecución de una pretendida calidad. El Plan Bolonia también debe ser objeto de una "revisión desde la crítica", teniendo en cuenta los modelos diferentes que se han aplicado en cada país con enormes diferencias de inversión.