A Nico Albert sólo le gustan dos cosas: el ajedrez y hacer todo el mal posible. Sus padres, dos pijos bien ubicados social y económicamente, intentarán redirigir su vida con la ayuda de un peculiar psicólogo que potenciará una de sus obsesiones.
Los dos guionistas de este filme basado en la novela Querido Caín, de Ignacio García-Valiño, son Sergio Barrejón y David Victori. Los dos son escritores y directores de cortometrajes y Victori es uno de los muchos guionistas del último filme que también escribió Bigas Luna y que es probable que no se llegue a terminar nunca. Desconozco la novela, pero al parecer está escrita desde el punto de vista del psicólogo, trabajo que ejerció el propio autor del libro. En la película la mirada se centra más en el niño psicópata y en las relaciones que establece con el resto de personajes de su entorno. Los dos guionistas intentan dar una serie de giros a la historia, pero todo se desarrolla de una manera previsible ya desde el propio título del filme y desde que conocemos al adolescente protagonista. Incluyen también una serie de trampas pilladas por los pelos en las que tienen que entrar los personajes (en especial el psicólogo) para que se sostenga el armazón de la historia. Y aunque son trampas tan enrevesadas que resultan totalmente inverosímiles el caso el que el filme resulta ser muy entretenido.
La película también está bastante bien rodada, sin excesos y con un manejo bastante profesional tanto de la dirección de actores como de la escenografía. Y eso es algo que sorprende, porque el director Jesús Monllaó sólo había rodado tres cortos y un documental hasta la fecha. Ese último trabajo va sobre el efecto Kuleshov, que es ese que se produce gracias al montaje cinematográfico y que provoca diferentes reacciones en el público aunque el rostro del actor permanezca siempre inmutable. Estoy convencido de que Monllaó lo ha intentado con el protagonista del filme, pero no lo ha conseguido. Y la culpa no es tanto suya como del personaje que no logra engañar a nadie, o quizás solo al psicólogo del filme pero a nadie más.
Entre los actores destaca David Solans como joven siniestro, que lo hace especialmente bien, sobre todo teniendo en cuenta que es su primer papel. José Coronado está perfecto, como siempre, en su papel de empresario pijo con un cierto deje violento, como una mezcla de otros muchos de sus papeles.