En el año 2010 nació la iniciativa La Universidad a Escena. desde entonces unos 2.000 estudiantes de todas las facultades han tenido la oportunidad de conocer el Teatro Real por dentro, de asistir a ensayos generales de las óperas y de realizar un trabajo que les ha servido para conseguir un máximo de dos créditos
El día 13 de mayo se estrenó en el Teatro Real la ópera Don Pasquale, de Gaetano Donizetti. Al día siguiente, las críticas musicales ensalzaron el trabajo de Riccardo Muti como director musical al saber extraer lo mejor de un grupo de jóvenes músicos. Sacar una ópera adelante es un arduo trabajo que en muchas ocasiones no tiene un respaldo tan claro como en el caso de este Don Pasquale, de cuyo éxito fueron testigos 18 estudiantes de la Universidad Computense.
Un mes antes, el 25 de abril, los complutenses se reunieron por primera vez en el vestíbulo del Teatro Real. Ellos habían sido los seleccionados para la iniciativa La Universidad a Escena, que organiza un par de veces al año el Vicerrectorado de Atención a la Comunidad Universitaria, en estrecha colaboración con el Real. La coordinadora de la actividad, Mercedes Núñez, nos recuerda que estos talleres gratuitos "están dirigidos a estudiantes que quieren conocer el proceso de construcción y representación de una ópera. Al final del taller tienen que realizar un trabajo en el que puedan aportar una visión personal y creativa de lo que han visto, formando parte así del gran equipo de trabajo que construye una representación".
Joaquín Turina
Tras la presentación en el vestíbulo, los estudiantes tuvieron el privilegio de realizar una visita guiada por el teatro, nada menos que con Joaquín Turina como guía. El nieto del famoso compositor es el autor del libro Historia del Teatro Real, así que conoce los entresijos del edificio al dedillo.
Más allá de las conocidas anécdotas del enorme tamaño de la caja escénica (en la que cabría el edificio de la Telefónica, 2.140 elefantes o 111 ballenas), Turina repasó la historia del edificio desde los sueños de grandeza de José Bonaparte hasta las grandes maquinarias infrautilizadas con las que cuenta hoy en día.
En el XIX el Teatro Real era el gran sitio de reunión de Madrid. Los palcos se compraban, se amueblaban al gusto de los dueños, y en ellos se cocinaba, se recibía a las visitas e incluso se hacía el amor, con los cónyuges, o con las prostitutas, que abundaban en el teatro. De hecho, la gente no iba a escuchar la música, ni siquiera a verla (había luces tan potentes que casi impedían ver el escenario), sino a mostrarse a los demás, a pavonearse. Algo que en algunas partes no ha cambiado tanto. Gerard Mortier, director artístico del Real, confiesa que "en la Ópera de París, la escalera es más importante que el propio escenario. En el Covent Garden de Londres también es más importante ahora mismo el vestíbulo que la sala".
Lo que sí ha conseguido el Teatro Real, con su nueva política de precios y con iniciativas como La Universidad a Escena, es acercar la ópera a la gente más joven.
La juventud manda
Durante mucho tiempo se ha considerado que la ópera es un espectáculo inaccesible para la mayor parte de los espectadores. Ahora, gracias a las entradas de último minuto, los menores de 30 años pueden conseguir entradas hasta con un 90 por ciento de descuento. Sólo necesitan acercarse a las taquillas del Real como pronto cuatro horas antes de que comience la representación. También hay una serie de días redondos (uno por cada ópera) en los que se pueden sacar las entradas hasta un 60 por ciento más baratas.
Los trabajos realizados por los estudiantes divididos en grupos de manera casi aleatoria, y presentados ante sus compañeros el 21 de mayo, se centraron en su mayor parte en cómo conseguir atraer a gente más joven.
Ana Doreste, Clara Fernández, María Gil y Blanca María Perez (de Bellas Artes, Bioquímica e Historia del Arte) realizaron una encuesta sobre lo que piensa la gente sobre el Teatro Real. El objetivo de su proyecto era dar a conocer el teatro y sus posibilidades desde una nueva perspectiva, más juvenil, con un tríptico informativo y con el desarrollo de una campaña de márketing que incluía imágenes simbólicas del Real rodeada de cascadas y otros saltos de agua.
También Ángel Martínez, Carmen Rodríguez, Beatriz Alonso y Andrea García (de Bellas Artes, Periodismo y Económicas) preguntaron a la gente qué pensaba sobre el Real, con la idea de alejar el prejuicio de que es un espectáculo sólo para ricos y para "abuelos" de más de 65 años. Los estudiantes apostaron por crear una campaña por edades: dibujos para los más pequeños; para los adolescentes, fomentar la presencia de un grupo estilo Il Divo, llamados Il Volo; y para los adultos, presencia de la ópera en restaurantes y en centros comerciales. También proyectos más innovadores como proyecciones en plazas públicas e incluso la elaboración de un texto con dibujos al estilo de los antiguos romances de ciego.
El poder de la información
Lorena Rojo, Marta Semitiel y Adrián Luna (Periodismo y Comercio) hicieron un análisis de la comunicación y de por qué no se informa de lo que ocurre en el Teatro Real. Al estudiar los artículos de prensa sobre el estreno de Don Pasquale descubrieron que en prácticamente todos los periódicos de tirada nacional, y en la televisión pública, se incluyó una crítica o un comentario. Ya que sí se informa se preguntaron entonces por qué no nos enteramos y concluyeron que era por falta de un plan de márketing.
Los tres estudiantes propusieron sacar la ópera a la calle, reducir todavía más el precio de las entradas y promover actividades al aire libre como proyecciones públicas justo frente al teatro. Además, utilizar el Facebook como herramienta de márketing promoviendo concursos y otras iniciativas que enganchen al público.
De los cuatro grupos, el que más se alejó de un trabajo tradicional fue el formado por Delia Espejo, Beatriz Pérez, Marta Obrador y Tamara Valverde (Periodismo e Historia). Ellas, en lugar de un texto optaron por grabar un vídeo bufo con la música de Don Pasquale, pero con un texto haciendo referencia a las actividades del Teatro Real, a sus políticas de precios, al taller La Universidad a Escena, y a los dos créditos que han conseguido por terminarlo con éxito.
Los ensayos
Entre la visita guiada y la presentación de los trabajos, los estudiantes tuvieron otras dos jornadas, el 9 y el 11 de mayo. En la primera de ellas escucharon a Jorge Zueco ofrecer una pasional introducción a la historia de la ópera. Zueco fue uno de los estudiantes de la UCM participantes en La Universidad a Escena en el año 2010 y ahora ha encontrado un hueco para compartir su pasión por el bel canto.
Además de esa charla, los alumnos asistieron a un ensayo de conjunto y a un ensayo general de Don Pasquale.
Todos los amantes de la ópera que quieran participar en próximos talleres no tienen más que prestar atención a la web de la UCM en la que se informará, en su momento, sobre futuras convocatorias.