Para la mayoría de los ciudadanos la Universidad -un título que nace y pertenece al ámbito público y que ha tomado prestado sin contraprestación alguna el sector privado-, no es sino un espacio para el desarrollo del conocimiento y el fomento de la investigación, puestos ambos al servicio de la sociedad. Esa percepción positiva que tiene la ciudadanía de la Universidad queda reflejada en los últimos sondeos de opinión, en los que la Universidad aparece entre las instituciones mejor valoradas. Y si esto es así, ¿por qué en los últimos años las administraciones estatales y autonómicas insisten en cortar los presupuestos destinados a la educación, en general, y a la Universidad, en particular?
En el inicio del curso 2013-2014, coincidente con la preparación de los presupuestos Generales del Estado y de las Autonomías para el ejercicio 2014, se confirma la continuidad en la política de recortes para la educación. Aún estamos a tiempo de parar esa política y el Rectorado de la Universidad Complutense participa activamente en las iniciativas que llevan a cabo las conferencias de rectores de Madrid y de España -CRUMA y CRUE-, tendentes a detener la sangría en las dotaciones presupuestarias que se asignan al ámbito universitario.
A modo de coartada, desde ciertos ámbitos del poder se justifican los recortes aduciendo la falta de calidad de la Universidad Pública "porque no tiene ninguna universidad entre las doscientas mejores del mundo", según los rankings más afamados, así como su escasa producción científica. El cuadro del desprestigio de lo público se completa proponiendo un nuevo modelo de gestión, al considerar, desde esos ámbitos, que la autonomía universitaria nos ha llevado a esta situación de deterioro, por lo que se requiere un nuevo modelo de gobernanza. No es fácil cuadrar el círculo del argumento oficial, pero en esta situación se han atrevido con repetidas subidas de tasas, combinadas con una política de becas tan restrictiva que amenazan con impedir el acceso a la universidad a decenas de miles de jóvenes.
¿Por qué quieren desmantelar la Universidad Pública? En los últimos treinta años, con recursos notablemente inferiores a los de los países de nuestro entorno, hemos construido una Univeridad que tiene varios representantes -entre ellos la Complutense- en el selecto grupo del 1% de las mejores universidades del mundo. En investigación, las universidades españolas asumen dos tercios del total de un país que ocupa el undécimo puesto de los países productores de Ciencia. Todo ello se ha conseguido con presupuestos raquíticos que harían sonrojar a cualquier gobernante de la UE. Y en autonomía universitaria España ocupa el puesto 24 de 28, según el ranking elaborado por la European University Association (EUA). En Europa se apunta hacia mayor autonomía universitaria y en España hacia la mayor injerencia.
¿Por qué quieren desmantelar la Universidad Pública? Es un interrogante para que el todavía no hay una respuesta clara, pero a medida que pasa el tiempo y se observan determinadas medidas, parece claro que lo que se está persiguiendo es un nuevo modelo de sociedad, en el que la educación estará privatizada, convertida en un negocio y asequible para unos pocos. Y es que como dejó escrito Confuncio, "Donde hay educación no hay distinción de clases".