Horace Cardon fue un gran librero lionés de la primera mitad del siglo XVII. Su trayectoria es de hecho muy representativa en este periodo de transición, marcado a la vez por las transformaciones importantes en la imprenta y comercio del libro, como por un inquietante contexto político y religioso.
Al igual que su maestro Guillaume Rouillé, Horace Cardon (hacia 1565-1641) elegió ser librero en lugar de impresor. Aunque era italiano de nacimiento, oriundo de Lucques, Cardon creció en Lyon, a donde llegó muy joven. Tras haber realizado su aprendizaje en el taller de Rouillé, trabajó de operario con Buysson antes de convertirse en su socio. Gracias a su matrimonio en 1598 con la hija de un rico comerciante de telas, que le otorga una dote importante, decide ponerse por su cuenta desde el año 1600. Es entonces cuando abre su librería, que se convertirá rápidamente en la más importante de Lyon, hasta el punto de que perdurará durante treinta años ininterrumpidos. Apoyado por su hermano pequeño, Jacques, emprende su actividad comercial volviendo a comprar los fondos de libreros, como Giunta, y Buysson, lo cual le permite disponer desde sus comienzos de un considerable stock de libros. Enseguida, la librería Cardon se especializa en la venta de obras católicas, inscribiéndose plenamente dentro del contexto de la Contrarreforma.
La línea editorial tan precisa de Cardon, se explica sobre todo por su compromiso político y religioso, y por su voluntad de ocupar en esta época un espacio, en un ámbito muy prometedor. Monárquico convencido, él es ante todo un ferviente defensor de Enrique IV (reconvertido al catolicismo en 1593, y después sagrado rey de Francia en 1594) contra la Liga Católica. Católico comprometido, está también muy próximo a la Compañía de Jesús, orden religiosa fundada en 1540, y que dirige entonces en Lyon el Colegio de la Trinidad, En otros objetivos, los jesuitas están encargados por el Papa de luchar contra la propagación del protestantismo y del humanismo sobre el continente europeo, y de propagar el catolicismo en las nuevas colonias a través de la evangelización (la conversión): programa muy ambicioso en el seno del cual los libros son un instrumento indispensable. Los teólogos jesuitas se revelan por otra parte, de los escritores prolíficos. Y aquí toma partido Horace Cardon, que se ocupará no solamente de la publicación de sus obras, sino que les asegurará al mismo tiempo una amplia difusión, que abarca España y América del Sur, hasta el Extremo Oriente.
Un gran número de sus ediciones incluyen páginas de títulos con encuadramientos decorativos y frontispicios, características de la época barroca: se trata de una imagen grabada colocada al principio del libro, a menudo en relación con el título, e ilustrando el contenido de la obra o reproduciendo el retrato del autor. Jacques de Fornazeris, también de origen italiano, será uno de los grabadores y diseñadores que trabaja para Cardon.
Además de su actividad próspera de librero, que le enriqueció considerablemente, Cardon asumíó una célebre e interesante carrera política.
En la Biblioteca Histórica de la UCM se custodian muchos ejemplares de este librero impresor Horace Cardón, distintivos por su marca tipográfica: una flor de lys insertada en un rico decorado arquitectónico de inspiración antigua; al igual que por el exceso ornamental de las portadas, en la línea de los cánones estéticos del estilo barroco.