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Poder soñar en un modesto rincón

Eduardo Verdejo 4 de Abril de 2011 a las 11:58 h

Robert Walser muerto sobre la nieve

En uno de sus interminables paseos fechado el 28 de enero de 1943, Carl Seelig describió a Robert Walser de la siguiente manera: "Vuelve a llamarme la atención que sus labios, rojos y carnosos, tengan el aspecto de la boca de un pez que se ahoga fuera del agua. Como si estuvieran buscando aire".

Esta acertada comparación no solo revela la vulnerabilidad de Walser en un mundo hostil, sino que también explica la actitud huidiza que marcó al escritor suizo durante toda su vida.

El relato de Seelig, "Paseos con Robert Walser", es un testimonio sin concesiones que nos presenta la descarnada y contradictoria personalidad de Walser. Escritor atípico, taciturno y dotado de una extraña lucidez, Walser era un tipo escurridizo al que le apasionaba pasear y descubrir el lado más inaudito de las cosas cotidianas.

Quizá uno de los asuntos más controvertidos sobre el fenómeno Walser sea el de las diferentes versiones sobre su salud mental. En el año 1929, presa de pesadillas y crisis nerviosas, ingresó voluntariamente en el sanatorio bernés de Waldau, donde fue recluido durante cuatro años hasta su traslado definitivo a Herisau. A partir de este internamiento comenzó un tenaz silencio literario que él mismo se encargó de explicar: "El único suelo en el que el poeta puede producir es el de la libertad. Mientras no se cumpla esta premisa, me niego a volver a escribir jamás".

Quién sabe si la aparición de la enfermedad mental fue la principal razón por la que el escritor suizo fue despreciado en vida, olvidado tras su muerte y descubierto años después como si fuera un verdadero tesoro escondido en el fondo del mar. No deja de resultar irónico este "descubrimiento" teniendo en cuenta que el propio escritor quiso pasar inadvertido en el sanatorio de Herisau, donde vivió sus últimos veintitrés años de vida rechazando cualquier vinculación con la fama. En la obra de Seelig encontramos el alegato obstinado de Walser a favor del anonimato: "Poder soñar en un modesto rincón, sin tener que responder a continuas pretensiones, no es ningún martirio".  

Antes de cobijarse en ese "modesto rincón", fue injustamente ignorado por la mayoría de sus contemporáneos, aunque escribió varias novelas antes de silenciarse como "Los hermanos Tanner", "El ayudante" o, quizá su mejor obra, "Jakob von Gunten". También cultivó el relato corto en obras como "Los cuadernos de Fritz Kocher" o "El paseo" y su literatura terminó derivando hacia una suerte de caligrafía minúscula recogida en un conjunto de cuartillas y papeles manuscritos titulados como "Microgramas".

Durante su larga estancia en el sanatorio, Walser no dejó de respirar literatura hasta el día de su muerte, acaecida el 25 de diciembre de 1956. En uno de sus imprescindibles paseos, fue encontrado por unas niñas tumbado sobre la nieve. Paradójicamente, ese momento quedó congelado en una instantánea. Unas pisadas que parecen signos de una misteriosa escritura desembocan en un cuerpo que no deja de inquietarnos. Es el cuerpo de Walser dignificando la página en blanco.

 

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Comentarios - 5

Cristina Arbós

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Cristina Arbós - 7-09-2011 - 09:32:54h

Efectivamente es un escritor anómalo al que he "conocido" hace poco por casualidad en una de esas visitas a la librería de mi Facultad que, dicho sea de paso, nos ofrece una selección de libros excelente. Mi contacto con él ha sido a través de una edición de Siruela de su relato "El paseo". Aunque habla de cosas sencillas, cotidianas, te atrapa, te sacude. Ves lo que hay detrás. El mismo dice “La naturaleza no tiene que esforzarse por ser importante. Lo es”. Y así es su literatura. Os lo recomiendo.

Cristina

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Cristina - 3-09-2011 - 22:14:37h

Curioseando por los blogs he tenido la suerte de encontrarme con este comentario sobre Walser al que acabo de "conocer" hace apenas un mes a través de su obra "El Paseo" en una bonita edición de Siruela que compré en la librería de mi Facultad (Filosofía) que nos proporciona una excelente y cuidada oferta de libros. Las breves páginas de este relato me sorprendieron y me tocaron el alma. Ya entonces pensé en que Walser era un loco muy cuerdo y después de leer a Eduardo Verdejo lo comprendo un poco mejor. Ni que decir tiene que ya he comprado otros títulos de este autor y que os recomiendo vivamente la lectura de El Paseo. Una literatura fuera de lo común.

Carlos Gil

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Carlos Gil - 11-04-2011 - 11:10:22h

Gracias por invitarnos a leer a un escritor anómalo. Frecuentemente, los escritores sucumben a la tiranía de su vanidad o persiguen compulsivamente la fama. Pero los hay genuinos hasta los tuétanos, movidos por una pasión interior a menudo autodestructiva. Por las palabras de mi compañero Eduardo, Walser parece pertenecer a este último grupo. Habrá que leer su obra para confirmar que nada tiene que ver Walser con aquellos otros escritores de nuestros días acostumbrados a rastrear su nombre en Google para saber qué se dice de ellos (ver al respecto el artículo de Ignacio Echevarría "Del suplicio de los escritores", publicado el 5 de marzo de 2010 en El Cultural).

Piratita en el tinaco

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Piratita en el tinaco - 9-04-2011 - 22:36:07h

Sr. Verdejo, es asombroso el que la muerte de esta personalidad sea consecuente con su pensamiento de vida. Muere en un rincón modesto, soñando con la libertad. Ojalá consiguiéramos eso cada uno de nosotros. Abrazos al Sr. Verdejo que supongo algo de Walser tiene. La foto es potentísima.

Michel Renault

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Michel Renault - 4-04-2011 - 12:51:43h

Nada, nada, a soñar por los rincones. Muchas gracias por darnos a conocer a este "loco". Enhorabuena.


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