¿Alguien sabe lo que es el tocón del pájaro del obispo? ¿Por qué lo busca Lady Schrapnell? ¿Qué ocurre con la Catedral de Coventry? ¿Cómo hemos llegado a la Inglaterra victoriana? Y todo ello, “Por no mencionar al perro”, claro.
Precisamente éste es el título con el que Connie Willis, la autora de El libro del día del Juicio Final, vuelve a permitirnos viajar a través de la historia gracias a una técnica ya muy perfeccionada a mediados del siglo XXI.
Los caprichos de una aristócrata británica ponen en jaque al equipo especializado en viajes temporales de la Universidad de Oxford, que se ve obligado a saltar continuamente a finales del siglo XIX y principios del XX con el fin de encontrar un extraño objeto en paradero desconocido, cuyas últimas noticias se remontan a la época victoriana. De ahí que el eje principal de la acción se desarrolle en dicha época y de ella tome una serie de personajes típicos y estereotipados, pero vivos y frescos, gracias al fino sentido del humor y la acertada ironía de la escritora.
Protagonista fundamental del relato es el tiempo, que, basculando entre el continuum y el caos, cuenta con unos sistemas de seguridad que resuelven las incongruencias y corrigen los errores que pueden surgir al saltar de una época a otra. Y así se supone que tiene que ocurrir siempre, pero ¿podría ser posible que los científicos intervinieran en esos mecanismos, manejando el tiempo y cambiando la historia? ¿Quién podría resistirse a manipular los hilos del destino?
En definitiva, el resultado es una novela ágil e hilarante, llena de enredos y malentendidos que entretiene y engancha, una novela diferente que aúna la originalidad de los viajes en el tiempo con lo mejor de las tramas decimonónicas.