Mª Teresa Ramos presenta el plan ALFIN para la formación en competencias informativas de la Universidad Carlos III. El plan tiene 5 líneas de actuación:
oferta formativa según perfiles: para el aprendizaje, para la docencia, para la investigación y de apoyo al ejercicio profesional
fomentar el aprendizaje a distancia
organización orientada a formación de usuarios
cooperación con otros centros, especialmente con los pertenecientes a Madroño y REBIUN, donde se colabora en la línea estratégica 1
mejorar a los bibliotecarios como formadores, manteniéndolos al día respecto a los nuevos recursos, adquiriendo habilidades pedagógicas, formándose en nuevas tecnologías y creando un canal específico para la formación.
Eva Ortoll habla de la existencia en Cataluña de un certificado de competencias de educación y un proyecto de certificación digital para los funcionarios públicos. En la UOC desde sus inicios existe un módulo de capacitación digital dirigido a las tecnologías, no sólo introductorio sino dedicado a la adquisición de competencias. La capacitación digital tiene sentido si tiene beneficio directo para los que la alcanzan, con dos usos principales, en la vida académica y en la profesional. Se realizará de manera gradual, implicando a los bibliotecarios, a los profesores de documentación, a los responsables de los servicios de gestión y a docentes de las distintas titulaciones.
Joaquín Selgas dice que la biblioteca pública es un agente de inclusión social, que en España partía de un mal lugar y al que se han añadido nuevas funciones. En el caso de la función formativa, que a veces se discute, curiosamente aparecía en sus orígenes, se había dejado un poco de lado y ahora hay que retomarla.
A su parecer, el principal problema con el que se enfrenta la biblioteca pública es la descoordinación de políticas, ya que -aunque se pueden hacer cosas a nivel individual- el alcance es escaso sin orientación política por detrás.
Recuerda que la brecha no se da únicamente en el Sur económico sino también en zonas del Norte. En este sentido, Castilla-La Mancha es un Sur dentro del Norte.
Plantea, como ejemplo de algunas actuaciones, el caso de los telecentros que se pretendían instalar en todos los municipios de la Comunidad citada, provocando una bicefalia con las bibliotecas. Se consiguió que se implantaran los telecentros en las bibliotecas: en 2005, el 63% estaban instalados en bibliotecas municipales. Se ha trabajado además con un programa de formación digital básica: en 4 años, 5.000 alumnos han realizado cursos de 10 horas en la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha.
Se está colaborando en el proyecto TUNE, rebasando los límites clásicos de la formación de usuarios.
En definitiva, la biblioteca pública, no puede jugar un gran papel con sus únicas fuerzas; pero sí realizar actividades de cierta importancia.
Para Daniel Pimienta la alfabetización informacional es algo amplio y complejo no limitado a un ámbito o agente sino que implica la colaboración. Además, debe estudiar cómo integrar en ella a la sociedad civil, porque hay que recordar que la mayor parte de las nuevas iniciativas han sido hechas anteriormente por la sociedad civil, con éxitos y fracasos. De estos últimos se aprende mucho y pocas personas con pocos recursos han conseguido hacer cosas importantes. Ahora se necesitan políticas públicas coordinadas y, algo fundamental, la evaluación de impacto, que normalmente no se lleva a cabo. En este último aspecto la colaboración sería esencial.
José Antonio Gómez se pregunta si los indicadores que se aceptan para medir el estado de la sociedad de la información son los adecuados. Es algo importante porque son los que guían las políticas. Pone los ejemplos opuestos de Murcia y Extremadura: en la primera se han volcado especialmente en el suministro de ordenadores mientras que en la segunda prima el apoyo. Sin embargo, al mirar los indicadores, la primera sale mejor parada.
Cristóbal Pasadas contesta que el desarrollo de técnicas de evaluación en España es determinante. Habría que preguntarse para qué utiliza la población las nuevas tecnologías, dejar claro qué es el impacto, cuáles son los resultados... y hacer unas buenas planificación y programación.
Eva Ortoll habla del proyecto de la UOC, Internet España (antes Internet Cataluña) que pretende medir el impacto de la implantación de las tecnologías en 6 ámbitos, con diferente metodología que el estudio de Fundación Telefónica.
Gabriela Sonntag considera que es difícil determinar cómo medimos, puesto que estamos hablando de algo multidimensional.
Una profesora de la Carlos III expone que de los resultados del informe PISA se desprende que hay correlación entre competencia lectora y competencia ALFIN.
Carles Monereo apunta que si se pregunta a los profesores quiénes tienen que enseñar, algunos dirán que la biblioteca, otros que alguien especializado en una rama de la ciencia. Con respecto a la evaluación, hay que preguntarse para qué evaluamos y tener en cuenta los problemas (para qué se usa lo que se enseña, qué problemas tiene un químico, un físico, un ciudadano), los procesos y los productos.
La profesora de la Carlos III recuerda que la LOE contempla las competencias informacionales como transversales en primera y secundaria y defiende que tanto la biblioteca pública como la escolar son fundamentales para ampliar las competencias.
Daniel Pimienta dice que la sociedad civil puede incidir en políticas públicas a nivel local; pero a veces no puede, por ejemplo a nivel global, salvo a través de los organismos internacionales. Se detiene a diferenciar entre incidencia e influencia, señalando que a veces es más importante la influencia (en los que toman las decisiones) que la incidencia porque crea una base de pensamiento que se mantiene. |