La colección de Quijotes de la Biblioteca de la Universidad Complutense
Ana Santos Aramburo
Biblioteca Histórica "Marqués de Valdecilla"
Universidad Complutense de Madrid
La celebración de centenarios y conmemoraciones suele ser ocasión para llevar a cabo esa serie de estudios y trabajos que, una vez realizados, se convierten en punto de partida para investigaciones más profundas en diferentes materias. La elaboración del catálogo de las ediciones del Quijote que conserva la Biblioteca de la Universidad Complutense era uno de esos trabajos pendientes, y su estudio y valoración permitirá incluir a este conjunto entre las más importantes colecciones cervantinas que se conservan en bibliotecas españolas, porque la Biblioteca de la Universidad Complutense, aunque no ha recibido nunca ningún legado importante de coleccionistas cervantinos, posee un conjunto de ediciones del Quijote adquiridas para apoyo a la docencia e investigación universitarias lo que le otorga un valor añadido, difícil de encontrar en otro tipo de bibliotecas.
Las colecciones de libros conservadas en las bibliotecas, entendidas como depósitos de la transmisión del saber desde un determinado momento, constituyen en cierta medida el testimonio del éxito alcanzado por un determinado título, su nivel de influencia o su grado de aceptación; pero en las bibliotecas de instituciones dedicadas a la enseñanza son, además, el reflejo del interés científico que despertaron y de los estudios realizados o las líneas de investigación desarrolladas a partir de los mismos.
Sin duda, el mejor ejemplo lo constituye el Quijote cuyas numerosas ediciones, dentro y fuera de España, son claro exponente de lo que ha supuesto esta obra inmortal para la Historia de la Literatura, y nada mejor para ello que valorar su entrada en las bibliotecas de importantes instituciones dedicadas a la docencia, en las que los libros se adquieren ante la demanda de su lectura por un colectivo dedicado a la investigación, más que por modas o por el mero afán coleccionista.
La Biblioteca de la Universidad Complutense no es en la actualidad sino el reflejo de su historia; por ello la valoración de la colección de las ediciones del Quijote debe realizarse de acuerdo con las circunstancias que rodearon la adquisición de estos ejemplares en las bibliotecas de las distintas instituciones de enseñanza que, a lo largo de su historia, se han incorporado a la actual Universidad Complutense. Todas ellas aportaron excelentes bibliotecas especializadas en las enseñanzas que impartían. Por eso puede ser interesante preguntarnos si el Colegio Mayor San Ildefonso, los Colegios Menores de Alcalá, el Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos, o los Reales Estudios de San Isidro (antes Colegio Imperial de los Jesuitas), todos ellos considerados prestigiosos centros de enseñanza, adquirieron en su momento ejemplares de las distintas ediciones del Quijote desde 1605, qué grado de aceptación tuvieron y qué ejemplares se conservan de los que pertenecieron a esas bibliotecas.
A partir de 1845, tras la promulgación del Plan Pidal, esas instituciones de enseñanza se incorporaron a la Universidad, entendida en el sentido actual, y sus bibliotecas se repartieron en diferentes Facultades, hasta que fueron reunidas en la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla. No obstante, a partir de esa fecha, la Biblioteca de la Facultad de Filosofía, posteriormente dividida en varias, entre ellas Filología, siguió adquiriendo ejemplares del Quijote, de acuerdo al desarrollo de los estudios filológicos en torno a la obra cervantina. De esta manera la Biblioteca de la Universidad Complutense posee, en la actualidad una colección formada por 226 ediciones, con un total de 615 ejemplares. De estas ediciones 2 corresponden al siglo XVII; 13 al siglo XVIII; 28 al siglo XIX y 185 al siglo XX. Todas ellas han contribuido, de alguna manera y en algún momento de la historia de la propia de Universidad, a la difusión de la obra y a su estudio por parte de profesores, estudiantes o investigadores, y tienen el interés añadido de conocer las distintas procedencias de sus ejemplares.
La Biblioteca Complutense Ildefonsina
La Biblioteca fundada por el Cardenal Cisneros en el año 1500 en el Colegio Mayor San Ildefonso, tuvo su mayor epoca de esplendor durante los primeros años del siglo XVI. Durante esa época Alcalá se convirtió en la ciudad de los libros, y el propio Cardenal se preocupó de formar una biblioteca que estuviera dotada de los textos necesarios para impartir la docencia en su Universidad(1).
Pero, además de ese Colegio Mayor, llegaron a existir en la ciudad otros 32 Colegios Menores, la mayoría de ellos regidos por órdenes religiosas y dotados, en muchos casos, de importantes bibliotecas.
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Índice de la Biblioteca del Colegio Mayor San Ildefonso, formado por Zacarías de Luque. Alcalá de Henares, 1801-1807.
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Durante el siglo XVII son escasos los datos que conocemos sobre la Biblioteca Complutense, aunque sabemos que fueron años de penuria y de crisis, tanto en la Universidad como en la biblioteca. En 1665 el Visitador Medrano llevó a cabo una importante reforma de los Colegios y, en el título 22 de la misma, se refiere a la biblioteca de la que afirma que:
“atendiendo á que há muchos años no se compran libros y la librería está a falta de ellos, en especial de los que de nuevo se han impreso, mandamos que cada año se compren hasta cincuenta ducados de libros , de los que al rector y claustro pleno les pareciere son convenientes y se pongan en la librería por el orden y forma que manda la constitución”(2).
De la biblioteca del Colegio Mayor de San Ildefonso se conservan inventarios desde 1512 hasta 1850, y también existen de otros Colegios Menores3 y de la Universidad. El primer inventario en que se localiza un ejemplar del Quijote corresponde al año 1742. Se trata del Suplemento al Indice de la Biblioteca Complutense(4), donde aparece la siguiente descripción.
—Cervantes Saavedra, D.Miguel: Vida y hechos del ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha... En Madrid, 1706. 2 vol. 4º
Se trata de la edición realizada por Antonio Gonçalez de Reyes que, sin embargo, no vuelve a aparecer en los sucesivos inventarios.
En el inventario de 1801 realizado por el bibliotecario mayor Zacarías de Luque y Francisco León de Aparicio(5), ordenado alfabéticamente, se relacionan en el volumen I, p. 269, las ediciones del Quijote que la Biblioteca poseía en este momento:
—Cervantes Saavedra (Miguel de). El ingenioso hidalgo dn Quixote de la Mancha. Nueva edición corregida por la Rl Academia Española y aumentada con la vida del autor y análisis del Quixote. Madrid, por Ibarra, 1787. 4 vol.en 4ª pta Con estampas
—El mismo. Tercera edición corregida e ilustrada por la propia Academia. Madrid, por la viuda de Ibarra, 1787. 6 vol. 8ª pta (3 ed .corregida por la Academia)
—El mismo con la noticia de la vida y de las obras del autor . Madrid, Ipta Rl, 1787. 6 vol. en 16 pta. Sin estampas
—Nueva edición del mismo ilustrada con notas, análisis y la vida del autor por Dn Juan Antonio Pellicer. Madrid, por Sancha, 1797. 5 vol. en 8 pta.con estampas
—El mimo Londres, por Tonson, 1738. 4 vol en 4 pta.con estampas.
—Les principales aventures del admirable Dn Quichotte representes en figures par Coypel, Picart, le Romain et autres avec les explications des XXXI planches de cette collection. La Haye, chres de Hondt, 1746. 1 vol.m.4pta.
—El ingenioso hidalgo D. Quijote de la Mancha. Madrid, Imp. Nacional, 1862. 3 vol fol.pta.
En ese mismo catálogo, ordenado por materias(6), también aparece un ejemplar del Quijote de Avellaneda:
—Avellaneda (Alonso Fernández de). Segunda parte de la vida y hechos de don Quixote de la Mancha. Madrid, por Juan Oliveras, 1799
Por lo tanto, a principios del siglo XIX, la Biblioteca Complutense Ildefonsina disponía de siete ediciones del Quijote, todas ellas del siglo XVIII, lo que significa que no fue hasta mediados de ese siglo cuando comenzaron a adquirirse las primeras ediciones, algo lógico si consideramos que, durante mucho tiempo, el Quijote no tuvo la misma consideración que otras obras contemporáneas. Aunque pueda resulta exagerada la opinión de Azorín de que: “El Quijote no fue estimado ni comprendido por los contemporáneos de Cervantes” lo cierto es, que durante muchos años, no pasó de ser una obra intrascendente, que solo leían las clases populares para su entretenimiento, y que, por lo tanto, no era digna de conservarse en bibliotecas, sino propia del mercado de segunda mano o libro de alquiler.
Quizá éste sea el motivo por el que una Universidad prestigiosa, aunque decadente en esos años, no la incluyera entre sus fondos, hasta que la Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, escrita como prólogo por Gregorio Mayans y Siscar para la edición de 1738, impresa por el librero Tonson y encargada por lord John Carteret, sentase las bases para posteriores investigaciones críticas sobre la vida y obra de Cervantes. En cualquier caso, es significativo el hecho de que, a partir de entonces, la biblioteca adquirió las principales ediciones realizadas en España: las ediciones de Ibarra de 1780(7) y 1787, ambas corregidas por la Real Academia Española, y las de la Imprenta Real y Sancha de 1797, poniendo así de manifiesto que la obra se había consagrado ya como “el más querido de los clásicos españoles”(8).
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Índice de la Biblioteca del Colegio Mayor San Ildefonso, formado por Zacarias de Luque, Alcalá de Henares, 1801-1807.
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De aquellas siete ediciones adquiridas en su día para la Biblioteca Complutense Ildefonsina solo conservamos tres. La ya nombrada de Ibarra de 1780, en cuatro volúmenes, la de Sancha de 1797(9) y la bella edición de Tonson de 1738, en cuatro volúmenes(10). Hay que tener presente los diversos avatares padecidos por esta Biblioteca, trasladada a Madrid en 1836 y depositada en el convento de las Salesas, de donde pasó a la Facultad de Derecho. A finales del siglo XIX salieron de allí todos los ejemplares que tenían relación con la Literatura, para pasar a la Facultad de Filosofía, desde donde fueron llevados, en 2001, a la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla que los conserva en la actualidad.
Otros colegios de Alcalá
No poseemos el número suficiente de inventarios para poder hacer una valoración individualizada de las bibliotecas de cada uno de los Colegios Menores, aunque la mayoría de sus colecciones se formaron durante el siglo XVI, época de mayor esplendor y crecimiento. Las sucesivas reformas que sufrieron a lo largo del siglo XVII tan solo pretendían solucionar la situación de crisis por la que atravesaban, y cuando se despertó el interés académico por las ediciones del Quijote, a mediados del siglo XVIII, los colegios ya estaban en franca decadencia o incluso habían desaparecido, integrándose en la recién creada Universidad.
Por ello, en los inventarios consultados del Colegio del Rey, o de la Madre de Dios no aparece ningún ejemplar del Quijote. Sin embargo, el Colegio Menor de la Compañía de Jesús, que mantuvo activa una importante biblioteca durante esa época, disponía de un ejemplar del Quijote y así, en la Memoria de los libros de las librerias y aposentos de casa que fue de los regulares expulsos de la Compañía de la ciudad de Alcalá... Alcalá de Henares, 20 de abril de 1779(11) encontramos la siguiente referencia: Vida de don Quijote de la Mancha. 2 tomos en 4 , aunque con tan escasos datos nos resulte imposible identificar la edición que, por otra parte, no ha llegado hasta nosotros.
Los Reales Estudios de San Isidro
El Colegio Imperial de los Jesuitas fue fundado en Madrid, en 1609, y pronto se convirtió en un importante centro de enseñanza, donde se formaron las elites de la nobleza, al ordenar Felipe IV la creación de unos Estudios Reales que perduraron hasta la expulsión de la Compañía en 1767, año en que se transformaron en los Reales Estudios de San Isidro. Hasta su incorporación a la Universidad Literaria de Madrid en 1845, hubo un gran interés por formar en ellos una gran biblioteca que, por deseo de Carlos III, se abrió al público en 1786, con 34.000 volúmenes, convirtiéndose en un importante centro de cultura del Madrid de aquel período ilustrado.
En el Catálogo de la Biblioteca de los Reales Estudios de Madrid (12) realizado a finales del siglo XVIII podemos rastrear las ediciones del Quijote que se conservaban en esta biblioteca:
—Miguel de Cervantes Saavedra:
—Id. Vida y hechos del ingenioso caballero Dn Quixote de la Mancha. Nueva edición corregida e illustrada con 32 estampas. Amberes, en casa de Jerónimo y Juan Bautista Verdussen. 8º p. 1673.voll 2l.
—Id opus. Nueva edición corregida y illustrada con 34 laminas. Madrid ,por Andrés García de la Iglesia, 1674. 1ª parte
—Id opus. Nueva edición corregida y añadida ahora últimamente con la dedicatoria al mismo Dn Quixote. Madrid, en la imprenta de la Viuda de Blas de Villanueva, 1730.4ª voll 2
—Id. Vida y hechos de Dn Quixote q contiene su quarta salida y es la quinta parte de sus aventuras: compuesto por Alonso Fernández de Avellaneda. Parte 2ª tomo 3º añadido y corregido por Isidro Perales y Torres. Madrid, a costa de Juan Oliveras,1732
—Id. Vida Xº Nueva edición corregida illustrada y añadida con 44 laminas. Madrid, por Juan de San Martín, 1741. 4ª voll.2
—Id opus añadida la vida de Cervantes que escribió Gregorio Mayans y Siscar. Madrid, por el mismo, 1790.4ª voll.2
—Id. Opus sexta impresión según la primera. Madrid, por Pedro Jhp Alonso Padilla, 1791. 4ª voll.2
—Id. L´ingegnoso cittadino Dn Chissotte della Mancia, nuevavamente tradotto di spagnolo in italiano da Lorenzo Francisioni. Venetia, Apresso, Andrea Baba, 1622.8ª
—Id. Histoire del¨admirable Dn Quichotte dela Mancha. Lyon, chez Thomas Amonray, 1696. 12º. Voll.5
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Catálogo de la Biblioteca de los Reales Estudios de San Isidro de Madrid,
Madrid, 17 (?).
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Nada menos que nueve ediciones, además del Quijote de Avellaneda, aunque todas ellas podrían ser calificadas como “de calle” o “de surtido”, ediciones pensadas más para el gran público que para ser conservadas en la biblioteca de una prestigiosa institución dedicada a la enseñanza, en la que no se encontraban las ediciones más importantes, tanto españolas como extranjeras, que habían comenzado a editarse desde mediados del siglo XVIII .
Así por ejemplo, es sorprendente que esta biblioteca no poseyera ningún ejemplar de las ediciones realizadas en España por la Academia Española o por Sancha, a pesar de que en ese momento el Quijote ya era considerado una obra digna de ser tenida en cuenta y, por lo tanto, objeto de estudio. Esta ausencia resulta aún más extraña si tenemos en cuenta que, a finales del siglo XVIII, el bibliotecario de los Reales Estudios de San Isidro era Cándido M. Trigueros, quien en su calidad de miembro honorario de la Academia Sevillana de Buenas Letras, realizó un estudio titulado Telémaco y el Quijote en el que defiende apasionadamente esta obra y afirma que “merece general aceptación”(13). Posiblemente tengamos que buscar una explicación a esto en el hecho de que la Biblioteca de los Reales Estudios de San Isidro, a pesar de pertenecer a una prestigiosa institución de enseñanza, era mas bien una biblioteca abierta al público y por lo tanto adquiría ediciones del Quijote destinadas a la lectura de las clases medias.
A finales del siglo XIX, cuando los fondos de los Reales Estudios de San Isidro se habían incorporado a la Facultad de Filosofía, ya no aparecen las ediciones de Amberes, 1673; Madrid, 1714; y Madrid, 1730 en el Indice alfabético de autores de la Biblioteca de la Universidad Central (14), aunque en las Adiciones a este catálogo(15) encontramos ya todos los ejemplares que en su día habían sido adquiridos para la biblioteca del Colegio Mayor San Ildefonso y que, en esa época, habían sido trasladados a la biblioteca de la Facultad de Filosofía.
De los ejemplares adquiridos para la Biblioteca de los Reales Estudios de San Isidro, tan solo se conserva la primera parte de la edición de 1674 (16), sin que tengamos noticias de las restantes ediciones. Hay que tener en cuenta que esta colección ha sufrido de manera especial los distintos avatares históricos, tanto por los numerosos traslados, como por el hecho de que sus libros fueran utilizados como parapetos en los combates que tuvieron como escenario la Ciudad Universitaria de Madrid, durante la guerra civil española.
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Cervantes Saavedra, Miguel de:
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, París, Imprenta de Julio Didot Mayor, 1832. Ejemplar procedente de la biblioteca privada de D. Juan Francisco Camacho.
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El Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos
Fundado por Carlos III en 1785, este centro dedicado a la formación de profesionales de la Medicina se fusionó, en 1799, con el Real Estudio de Medicina Práctica, reuniendo entre ambas instituciones una extensa biblioteca especializada en ciencias médicas cuyos responsables se preocuparon de aumentar con gran interés17. Lógicamente esta excelente biblioteca no contaba entre sus fondos con ningún ejemplar del Quijote, ni otras obras literarias, que tampoco aparecen en las importantes bibliotecas privadas incorporadas, por donación, a sus fondos durante el siglo XIX(18) como las de Anastasio Chinchilla Piqueras y Antonio Hernández Morejón.
Otras instituciones de enseñanza
Además de las grandes instituciones citadas, tras la aprobación del Plan Pidal, se incorporaron a la Universidad otros centros de enseñanza y, con ellos, sus bibliotecas. Por su contenido fundamentalmente humanista podemos destacar la perteneciente a la Escuela Superior de Diplomática, en cuyo Índice de finales del siglo XIX(19) encontramos el siguiente ejemplar del Quijote que, sin embargo, no hemos podido localizar en nuestra Biblioteca:
—Cervantes Saavedra (D. Miguel de) El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha... compuesto por... 1 tomo. 8º marca; rust. Sevilla, Alvarez y Compañía, 1879
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Cervantes Saavedra, Miguel de:
Vida y hechos del ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha,
Ámsterdam, 1755. Ejemplar procedente de la biblioteca privada del Dr. Pérez de la Fanosa.
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Procedencias personales
A lo largo de su historia han ingresado en la Biblioteca de la Universidad Complutense una serie de bibliotecas pertenecientes a particulares. En algunos casos se trataba de personas vinculadas a la propia Universidad como Fernando de Castro(20), Julián Sanz del Rio(21), o Rafael Ureña y Smenjaud(22) cuyas bibliotecas ingresaron íntegras. En otros casos eran personas ajenas a la Universidad que efectuaron legados parciales o donativos específicos(23). A pesar de la popularidad de una obra como el Quijote y el gusto por coleccionarla no resulta sencillo saber cuáles de estas bibliotecas poseían ejemplares de esta obra. Solamente podemos efectuar adscripciones correctas cuando disponemos de inventarios o figuran los ex libris correspondientes en los ejemplares que actualmente conservamos en la Biblioteca de la Universidad Complutense. Por este motivo solo podemos asegurar que existían Quijotes en las bibliotecas privadas de Juan Francisco Camacho, Rafael Ureña y Smenjaud, del doctor Pérez de la Fanosa y de la Condesa de Campo de Alange.
Juan Francisco Camacho (1817-1896) ocupó importantes cargos en la Administración española, ministro de Hacienda y gobernador del Banco de España, donó su biblioteca a la Universidad Complutense en 1893. En su catálogo(24) encontramos dos ejemplares del Quijote. Se trata de:
—Don Quijote de la Mancha por Miguel de Cervantes Saavedra. Madrid, 1857.4º.Tela
—El ingenioso don Quijote de la Mancha por D.Miguel de Cervantes Saavedra. 4º holandesa
La biblioteca de Juan Francisco Camacho ingresó en la Facultad de Derecho, aunque en la actualidad los ejemplares del Quijote de esta procedencia se encuentran depositados en la Biblioteca de la Facultad de Filología(25) donde se trasladaron dada la mayor afinidad de la materia.
También en la Biblioteca de la Facultad de Derecho se encuentran dos ejemplares del Quijote de procedencia privada. Se trata de la famosa edición facsimilar realizada en Barcelona en la imprenta de Narciso Ramírez y dirigida por López Fabra entre 1871-1879, que era propiedad de D. Rafael Ureña y Smenjaud (1852-1930), Catedrático de Literatura Jurídica y Decano de la Facultad de Derecho, entre 1909 y 1922, a la que donó su selecta biblioteca en la que figuraba la citada edición(26). Otro ejemplar es el Quijote de 1755, publicado en Ámsterdam, del que sólo poseemos el volumen 4(27). Era propiedad del Dr. D. Eduardo Perez de la Fanosa quien, en 1906, donó a la Facultad de Medicina 106 volúmenes de su biblioteca, entre los que se encontraba este volumen del Quijote (28) que a finales del siglo XIX se trasladó a la Facultad de Filosofía.
Otra biblioteca privada en la que se han localizado ejemplares del Quijote es la de la Condesa de Campo de Alange, Agustina de la Torre, una mujer ilustrada que consiguió reunir una exquisita biblioteca acrecentada con las aportaciones de sus descendientes. En el Inventario de su biblioteca de 1779 (29) se encuentran dos ediciones del Quijote, la de Londres, 1737 y Madrid, 1771. Sin embargo, no llegaron a ingresar en la Biblioteca de la Universidad Complutense y no aparecen reseñados en el inventario que se efectuó con motivo de la adquisición de la biblioteca de la Condesa, por el Estado, en 1891. Por su estrecha relación con Don Quijote, podemos resaltar el interés de la colección de libros de caballería que poseyó la Condesa de Campo de Alange(30), una de las más numerosas entre las conservadas en bibliotecas privadas. De hecho, de los 63 títulos considerados como libros de caballerías por Lucía Megías(31), la Condesa llegó a tener 24 títulos, muchos de ellos restaurados con el cuidado propio de una gran bibliófila, junto con una importante colección de títulos relacionados con este género, como crónicas, historias de batallas, y libros de tema militar.
De todo lo expuesto, podemos concluir que, hasta la incorporación en 1845, de las distintas instituciones de enseñanza a la Universidad Complutense, tanto la Biblioteca Complutense Ildefonsina como la de los Reales Estudios de San Isidro conservaban algunos ejemplares del Quijote. Estas bibliotecas habían comenzado a adquirirlos a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, lo que demuestra que anteriormente no se otorgó al Quijote la categoría de obra cumbre de la literatura española que merecía, a pesar del éxito inicial de la obra que dio lugar a nueve ediciones en sus diez primeros años. En Francia, que atravesaba una época caracterizada por el academicismo literario, el Quijote tuvo mejor recepción, mientras que en Inglaterra, ya a principios del siglo XVIII, era considerada una obra fundamental de la literatura universal lo que contribuyó, sin duda, a que comenzara a ser valorada en España, impulsando la realización de las bellas ediciones de la Academia y Sancha.
La etapa ilustrada fue de gran importancia para revalorizar la obra de Cervantes y por ello, a partir de entonces, todas las bibliotecas adquirieron ejemplares de una obra que, como se ha señalado, había sido considerada de entretenimiento y, por lo tanto, propia de ese mercado de segunda mano por el que circulaban los ejemplares de escaso valor. El Quijote se transforma en una obra de interés y no se concibe sin ilustraciones. Las bibliotecas buscan buena ediciones y el Colegio Mayor de San Ildefonso adquiere siete de ellas, mientras que los Reales Estudios de San Isidro llegan a disponer de nueve ediciones, aunque todas ellas fuesen más propias de una biblioteca pública que de una institución académica.
La colección de Quijotes del siglo XIX
Los ejemplares del Quijote impresos a partir de 1800 se encuentran en su mayoría depositados en la Biblioteca de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense, a excepción de un ejemplar de la edición facsímil realizada en Barcelona que, procedente de la biblioteca privada de D. Rafael Ureña, se encuentra depositado en la Biblioteca de la Facultad de Derecho, y aquellos ejemplares adquiridos en los últimos años por la Biblioteca Histórica.
La Facultad de Filosofía, heredera de los Reales Estudios de San Isidro, siempre se preocupó por formar una buena biblioteca que sirviera de apoyo a las enseñanzas impartidas. En el año 1855 su biblioteca era la mas importante de la Universidad y con los fondos de la biblioteca de San Isidro contaba en sus estanterías con más de 80.000 volúmenes(32). En el año 1932 la Facultad fue trasladada al nuevo edificio de la Ciudad Universitaria y, en los años siguientes, vivió una etapa de esplendor a la que contribuyeron una serie de destacados intelectuales que en ella impartieron la docencia, entre los que se encontraban Ortega y Gasset, Dámaso Alonso, Zubiri, García Morente y muchos otros que contribuyeron también al desarrollo de la biblioteca. Lamentablemente, la Guerra Civil quebró esta brillante trayectoria y tuvo consecuencias funestas para la propia biblioteca y para los fondos que en ella se conservaban, aunque poco a poco pudo ir rehaciendo sus colecciones y ofrecer servicio a sus alumnos.
La Biblioteca de la Facultad de Filología tiene su origen en la orden por la que se dividió a la Facultad de Filosofía y Letras en tres nuevas facultades: Geografía e Historia, Filosofía y Ciencias de la Educación, y Filología(33). A partir de ese momento, la Biblioteca de esta última Facultad inició su propia andadura, especializando sus fondos, en función de las distintas disciplinas que en ella se impartían. El resultado inmediato fue un claro avance en la formación de un fondo de carácter literario que, naturalmente, sirvió para incrementar la rica colección de ediciones del Quijote que ya poseía.
Es evidente que a partir del siglo XIX la valoración del Quijote había experimentado un giro radical que quedó reflejado en los fondos de esta biblioteca. Durante esos años se multiplicaron las ediciones, tanto españolas como extranjeras, y las bibliotecas adquirieron todas aquellas que resultaban imprescindibles para el desarrollo del amplio abanico de estudios filológicos iniciados en torno a la inmortal obra de Cervantes.
La Biblioteca de la Universidad Complutense posee un total de 28 ediciones del siglo XIX. Entre ellas hay que destacar las anotadas por Martín Fernández Navarrete y Diego Clemencín. Es sabido por todos que los comentarios de Clemencín contribuyeron a modificar la consideración que se tenía en torno al Quijote. La primera edición anotada por él, que se conserva en nuestra biblioteca, corresponde a la que se realizó en Madrid, en la oficina de E. Aguado entre 1833 y 1839(34), obra editada en 6 volúmenes, pero también se conservan las correspondientes a 1850(35), 1857(36), 1865(37) y 1894(38).
El elevado número de distintas ediciones del Quijote comentadas y anotadas por Fernández Navarrete, Clemencín y posteriormente aumentadas por el “buscapié” de Adolfo de Castro(39), nos proporciona una idea aproximada de su influencia y del importante avance experimentado por los estudios filológicos relacionados con el Quijote, llevados a cabo en la Facultad de Filología.
Debemos destacar también la edición que, con el estudio de Hartzenbusch, fue realizada en 1863 en Argamasilla de Alba en la imprenta de Manuel Rivadeneyra(40), con nuevas aportaciones textuales, y que proporcionó interesantes anotaciones para el estudio del texto. Juan Eugenio Hartzenbusch realizó también las 1633 notas de la edición facsimilar que hizo López Fabra entre 1871 y 1879 en Barcelona. Esta edición, además de ser considerada el primer facsímil realizado, se hizo sobre las dos “princeps” (1605 y 1615) y añadió, además de las notas, una abundante iconografía en su volumen cuarto. En la Biblioteca de la Universidad Complutense se conservan varios ejemplares de esta edición(41) aunque solo está completa en la Biblioteca de la Facultad de Filología.
Además de estas ediciones, podemos reseñar la colección de Quijotes ilustrados de esta misma época. Entre ellos, la edición de París realizada por J.J. Dubochet entre 1836 y 1837(42), o la de Londres impresa por Cooke(43) en 1799. Junto a ellas, las ediciones españolas como la ilustrada por Urrabieta Vierge(44) o la de Tomas Gorchs, impresa en Barcelona en 1859(45).
La colección del siglo XX
El importante avance en los estudios y aproximaciones realizados desde mitad del siglo anterior gracias a las publicaciones de Agustín Durán (1849) y Juan Valera (1864) se multiplicaron en los años siguientes con las aportaciones fundamentales de Menéndez Pelayo (1905) y Menéndez Pidal (1920)(46). A partir de estos años son numerosas las ediciones y también los estudios, escuelas y tendencias que florecen en torno a la obra de Cervantes(47).
La colección conservada en la Biblioteca de la Facultad de Filología reúne un amplio abanico de ediciones tanto entre aquellas consideradas académicas o de critica literaria, como de “surtido”, es decir ejemplares destinados principalmente al uso por los alumnos.
En 1905 se realizó un importante esfuerzo editor, fruto del cual se imprimieron algunas ediciones notables. Entre ellas hay que destacar la realizada en Madrid por Cabrera, con ilustraciones de artistas como Alperiz, Bilbao, García Ramos, Luis Jiménez, Cabrera, Moreno Carbonero, Sorolla, Sala y Villegas, con texto en español pero con los pies de fotos en alemán, español, francés e inglés(48). También fue de gran interés la edición ilustrada de Saturnino Calleja(49).
Un hito en la historia de las ediciones del Quijote estuvo representado por la edición anotada por Rodríguez Marín, director de la Biblioteca Nacional, quien con gran tesón intelectual, editó un Quijote en 8 volúmenes publicado entre 1911 y 1913 por La Lectura(50) y reimpreso en varias ocasiones. Son numerosas las ediciones que posee la Biblioteca de la Facultad de Filología lo que demuestra la importante contribución de Rodríguez Marín al desarrollo de las ediciones anotadas del Quijote. Su investigación fue fundamental para las posteriores ediciones de la obra(51).
Otra edición importante fue la realizada por Schevill y Adolfo Bonilla y publicada en Madrid, Graficas Reunidas, 1927-1941, en 4 tomos(52). Hay que destacar, asimismo, la edición anotada por Vicente Gaos y publicada en Madrid por Gredos en 1987 que puede considerarse el Quijote más voluminoso, tras el de Rodriguez Marín, del que se conservan varios ejemplares en la Biblioteca de la Facultad de Educación(53).
Entre la colección de Quijotes ilustrados de este siglo cabe destacar la edición ilustrada con 365 grabados de Gustavo Doré, comentada por Clemencín y con un resumen de los ilustradores y comentadores realizado por Justo García Morales, que se encuentra depositado en la Biblioteca de la Facultad de Farmacia(54). Además de esta edición se conservan otros ejemplares ilustrados por Doré en las Bibliotecas de las Facultades de Filología, Geografía e Historia y Ciencias de la Información. Otra notable edición ilustrada es la realizada con aguafuertes de Eberhard Schlotter(55) con 40 láminas y una tirada de tan solo 355 ejemplares.
Son muchas las ediciones del siglo XX, anotadas por prestigiosos especialistas, que se conservan en la Biblioteca de la Universidad Complutense. Cada una de ellas ha supuesto, en mayor o menor medida, una aportación importante para el desarrollo y evolución de los estudios cervantinos. Las sucesivas ediciones de Rodríguez Marín, Martín de Riquer, Luis Andrés Murillo, Juan Bautista Avalle-Arce, Joaquín Casalduero, Ángel Basanta, Vicente Gaos, Ignacio Ferreras, Florencio Sevilla, Antonio Rey, Milagros Rodríguez Cáceres, Francisco Rico, Alberto Blecua, Andrés Pozo... están depositadas en su mayor parte en la Biblioteca de la Facultad de Filología, pero también hay otras en la Biblioteca de la Facultad de Educación y en la de Ciencias de la Información.
Junta a ellas, podríamos reseñar las ediciones en otras lenguas que constituyen todo un universo quijotesco de manera que, difícilmente, se podrá encontrar, en una única biblioteca, tan elevado número de ediciones del Quijote y es probable que sea también difícil encontrar otra biblioteca en la que su colección de Quijotes haya servido de manera tan eficiente a la lectura, estudio, investigación y divulgación de la obra cervantina(56). Miles de lecturas a lo largo de 400 años y miles de lecturas que todavía deben realizarse puesto que es necesario que continúen los estudios, investigaciones e interpretaciones que intentan explicar por qué esta obra inmortal sigue haciendo correr ríos de tinta, desarrollando nuevas teorías y utilizando a sus personajes para intentar explicar la cotidianeidad de cada día. Esta creación literaria, que 400 años después todavía nos fascina, sigue necesitando nuevas lecturas que nos ofrezcan un nuevo espacio de comprensión cada vez más y más enriquecedor para todos, que nos ayude a soñar para que... llevósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía (Quijote I, Cap. I).
Anotaciones
1 Aguadé Santiago: “De la manuscritura a la imprenta: formación de la Biblioteca del Colegio de San Ildefonso” en Civitas Librorum. La ciudad de los libros. Alcalá, Centro Internacional de Estudios Históricos Cisneros, Universidad de Alcalá, 2002.
2 Fuente, Vicente de la: “Formación y vicisitudes de la Biblioteca Complutense”. En Boletín Revista de la Universidad de Madrid, 13 (10 de abril de 1870) pp. 815-823.
3 Santos Aramburo, Ana; Torres Santo Domingo, Marta: “La Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense: una primera aproximación a sus procedencias”. En La memoria de los libros: estudios sobre la historia del escrito y la lectura en Europa y América. Tomo II. Salamanca, Instituto de Historia del Libro
y de la Lectura, 2003.
4 Suplemento al Índice de la Biblioteca Complutense (17 ?) 32 x 23 cm. BHI [BH Mss 332]
5 Índice de la Biblioteca del Colegio Mayor San Ildefonso formado por D. Zacarías de Luque, bibliotecario mayor y el licenciado Don Francisco León de Aparicio. Alcalá 1801-1807. 6 vol. BHI [BH Mss 324-32]
6 Biblioteca Complutense o Catálogo de sus libros impresos dispuesto por orden de materias por el D. Zacarías
de Luque Bibliotecario Mayor de S.Mª Año de 1799 BHI [BH Mss 330-331]
7 BHI [BH FLL Res 1218-1221]
9 BHI [BH FLL 28973-289779]
10 BHI [BH FLL 28927-28930]
11 BHI [ BH Mss 334]
12 Reales Estudios de San Isidro (Madrid) Biblioteca: Catálogo de la Biblioteca de los Reales Estudios de San Isidro de Madrid [manuscrito]. Madrid, 17? BHI [BH Mss 589]
13 “Ensayo de comparación crítica entre el El Telemaco de Mr.Fenelo y el Don Quixote de Miguel de Cervantes”. En: Aguilar Piñal, Francisco: Un comentario inédito del Quijote en el siglo XVIII. Separata de Anales Cervantinos, tomo VIII. Madrid, 1959-1960.
14 Universidad Central Biblioteca. Índice alfabético de autores de la Biblioteca de la Universidad Central (18—?) BHI [BH Mss 592]
15 Adiciones al catálogo BHI [BH Mss 596]
16 BHI [BH FLL Res 520]
17 En 1787 se envía una nota al Marqués de Campo y a José Ocariz, embajadores de Inglaterra y Francia
para que comprasen los libros mas importantes relacionados con la materia y que los pagasen por cuenta del Rey.
18 Índice de la Biblioteca del Real Colegio de Cirugía Médica San Carlos de Madrid hecho en el año de mil ochocientos diez y nueve siendo bibliotecario el Dr. D. Pedro Castelló BHI [BH Mss 924]
19 Escuela Superior de Diplomática: Índice de la Biblioteca /E.S.D. (18 ¿) Dos legajos en papel 40x27 cm BHI [BH Mss 350]
20 Fernando de Castro (1841-1874) Catedrático de Historia de la Universidad Central y Rector de la misma.
21 Julián Sanz del Rio (1814-1869) Catedrático de Historia de la Filosofía de la Universidad Central.
22 Rafael Ureña y Smenjaud (1852-1930) Catedrático de Literatura Jurídica de la Universidad de Madrid y Decano de la Facultad de Derecho entre 1902 y 1922.
23 Santos Aramburo, Ana; Torres Santo Domingo, Marta: op.cit.
24 Catálogo de las obras que componen la biblioteca del Exmo.Sr.D.Juan Francisco Camacho. 1893, diciembre 31. BHI [BH Mss 338]
25 FLL [FA 5-6] FLL [FA 45-46]
26 Los vol. I y II se conservan en la Biblioteca de la Facultad de Derecho con la signatura: DER [vol.D52135-52136]. Los vol. III y IV de esa misma procedencia se encuentran depositados en la Biblioteca Histórica con la signatura BHI [BH FOA 760-761]
27 BHI [BH FLL 29371]
28 Méndez Aparicio, Juan: La Biblioteca de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense
de Madrid a través de su historia.
En: http://www.ucm.es/BUCM/med/Historia3.htm
29 Índice de la Librería de la Condesa de Campo de Alange. Año de 1779.
30 Santos Aramburo, Ana:
“La colección de libros de caballerías de la Condesa de Campo de Alange”
En Pliegos de Bibliofilia, nº 25, 1er. Trimestre de 2004, pp. 3-16.
31 Lucía Megías, José Manuel:Imprenta y libros de caballerías.
Madrid, Ollero y Ramos, 2ooo.
32 Martínez, Pilar. “La Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras”.
En: Historia de la Biblioteca de la Universidad Complutense (en prensa).
33 Orden de 16 de julio de 1975
(BOE, 27 de agosto de 1975).
34 FLL [FA 7-12]
35 FLL [FA 24]
36 FLL [FA 5-6]
37 FLL [FA 25]
38 FLL [FA 75-82]
39 FLL [FA 24]
40 FLL [FA 84-87]
41 BHI [BHFLL 28920- 28921, volumen I y II) DER [D 52135-52136. volumen I
y II]; FLL[ FA 29-32 vol.I-IV)]
42 FLL[ FA 58-59]
43 BHI[BH FOA 5820-5824]
44 BHI[BH FOA 5996-5997]
45 FLL [FA 39-40]
46 Close, Anthony: “Las interpretaciones del Quijote”. En Don Quijote
de la Mancha. Edición del Instituto Cervantes. Madrid, 2004 p. clx-cxci.
47 Close, Anthony: op.cit.
48 BHI [BH FOA 6000-6006]
49 FLL [A-Depósito 860CER]
50 FLL [B.Hisp. DP 860]
51 Rico op.cit. (p.cclxiv) opina
que “Bowle, Clemencín y Don Francisco son los tres grandes anotadores del Quijote
y los restantes no van (no vamos) mas allá de añadir respuestas a cuestiones de detalle”.
52 FLL [DP 860Cer]
53 EDU [860Cer]
54 FAR [Dep860Cer]
55 FLL [DP B860/2267-2270]
56 La Biblioteca de la Universidad Complutense posee un total de 615 ejemplares del Quijote de los cuales 227 se han prestado alguna vez. En los últimos cuatro años el Quijote se ha prestado
un total de 905 veces a lo que hay que añadir las incontables ocasiones en que ha sido consultado en las salas de lectura de las bibliotecas.