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LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE, heredera
de importantes instituciones dedicadas a la enseñanza desde el siglo XVI, atesora en las
estanterías de su biblioteca los libros que, desde ese siglo, se han utilizado como apoyo a la
tarea docente de sus profesores y como medio de aprendizaje de sus alumnos.
Esas instituciones de enseñanza, fundamentalmente el Colegio Imperial de los Jesuitas, han
tenido un papel protagonista en la evolución del pensamiento científico español, que queda
reflejado en el contenido de esta exposición. Junto a los libros escritos por importantes matemáticos
españoles aparecen aquellos, adquiridos fuera de España, que sirvieron para introducir
en nuestro país las corrientes de pensamiento científico moderno europeo y por lo tanto
fueron motor de progreso de la sociedad.
Este importante legado debía ver la luz con motivo de la celebración del Congreso
Internacional de Matemáticas, celebrado en Madrid entre el 22 y el 30 de agosto de 2006,
y por ello la Universidad Complutense ha querido contribuir a los actos culturales de este
Congreso mostrando estos libros, algunos de ellos ejemplares únicos en España, como
modelo de divulgación de una ciencia, la ciencia matemática, que es clave para el desarrollo
de otros muchos aspectos científicos.Y este proyecto ha sido posible, una vez más, gracias
al esfuerzo de muchos. Del Vicerrector de Ordenación Académica y Vicepresidente General del Congreso Internacional de Matemáticas, Carlos Andradas, de quien ha partido
la iniciativa de la contribución Complutense a este importante Congreso; del comisario de
la exposición, Ricardo Moreno, quien ha sido capaz de hacer una selección inteligente entre
todos nuestros ejemplares, y finalmente, de todos los bibliotecarios que trabajan en la Biblioteca
Histórica “Marqués de Valdecilla” que, una vez más, han demostrado su profesionalidad
en la organización de esta exposición. A todos ellos mi agradecimiento.
La Universidad Complutense, consciente de la responsabilidad de transmitir el legado
recibido, quiere a la vez que garantizar su conservación, asegurar su transmisión a futuras
generaciones. Generaciones que podrán construir una sociedad mejor si tienen el saber suficiente
y los medios necesarios para acceder a la cultura. Pero para ello hace falta conocer el
valor de lo que nuestra Biblioteca atesora y disponer de recursos para la difusión y el conocimiento
de todas las personas cuya curiosidad intelectual les lleve a preguntarse cómo se
han enseñado las matemáticas a lo largo de la historia. Este es nuestro objetivo y nuestro
compromiso, acercar nuestra historia, nuestra memoria y nuestro saber a toda la sociedad,
para que con ello podamos contribuir, en buena medida, a mejorar nuestra forma de vida.
CARLOS BERZOSA ALONSO-MARTÍNEZ
Rector de la Universidad Complutense de Madrid
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EL AÑO 2006 pasará a la historia de la matemática
española como un año especial por la celebración en Madrid, del 22 al 30 de agosto, del
Congreso Internacional de Matemáticos (ICM 2006). El primer ICM se celebró en Zurich en
1897. El segundo en París en 1900, donde D. Hilbert lanzó su famosa colección de 23 problemas
que marcaron decisivamente la investigación matemática del siglo XX. Desde entonces los
ICM se celebran con periodicidad cuatrienal, bajo los auspicios de la Unión Matemática Internacional.
Nunca en su historia se había celebrado en un país de habla hispana, y de ahí la importancia
del acontecimiento para los matemáticos españoles. La Universidad Complutense quiere
sumarse con entusiasmo a la celebración de este magno acontecimiento.
Los ICM permiten, como ningún otro escenario, tener una imagen fidedigna del estado del
arte en matemáticas: complicados procesos de selección escogen a los conferenciantes tanto plenarios
como invitados de las sesiones especiales, quienes exponen lo que, a tenor de los comités
seleccionadores correspondientes, han sido los avances más significativos en el área en el último
cuatrienio.A tal fin el Congreso se divide en 20 secciones temáticas, dos de las cuales son la de
Educación Matemática (sección 19) y la de Historia de las Matemáticas (sección 20). Sobre estas
dos cosas versa precisamente la exposición que la Biblioteca Histórica de la UCM ha preparado
para la ocasión con el apropiado título “Historia del Conocimiento Matemático”.
Si bien la importancia del ICM para los profesionales de la matemática está clara por lo
que he comentado más arriba, hemos querido también aprovechar la oportunidad de la
celebración del congreso en Madrid para intentar mostrar algo de nuestra ciencia a todos
los ciudadanos. Para ello se han montado diversas exposiciones y actividades entre las que
se cuenta la muestra titulada La vida de los números que acoge la Biblioteca Nacional y que
presenta cómo la humanidad ha convivido y evolucionado con los números, desde las primeras
tablillas mesopotámicas hasta la invención y aparición, en los libros impresos, de los
(mal llamados) numerales árabes que hoy usamos en todo el mundo.
Como complemento a esta muestra, la Universidad Complutense de Madrid ha querido
también abrir sus fondos bibliográficos históricos para su apreciación por parte de todos
los ciudadanos. Una institución como la nuestra, dedicada desde hace más de 500 años a la
docencia y poseedora de una importante biblioteca de contenido científico, posee en sus
estanterías verdaderas joyas del conocimiento matemático y de la edición, y nos ha parecido
que ésta era una ocasión excelente para exhibirlos y contribuir también al objetivo del
ICM de acercar el pensamiento matemático a todas las personas interesadas en él.
El contenido de las colecciones depositadas en la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla”
de la Universidad Complutense puede considerarse un reflejo de la evolución y desarrollo
de la ciencia matemática desde la primera fundación de los Colegios de Alcalá, de los
que la Universidad Complutense es heredera, hasta la formación de la primera Facultad donde
se impartía el conocimiento puramente científico. Estamos hablando por lo tanto de más de
500 años de una institución docente por cuyas aulas han pasado destacados profesores y han
recibido docencia alumnos, que han tenido un papel protagonista en el avance del pensamiento
científico español. No hay que olvidar la importante posición que tuvo otra institución
de la que la Universidad Complutense es también heredera, el Colegio Imperial de los
Jesuitas, auténtico centro de desarrollo científico español desde su fundación a mitad del siglo
XVI hasta la expulsión de la Compañía en 1767. La dotación de las cátedras a cargo de prestigiosos
matemáticos, en ocasiones traídos de fuera de España, contribuyó, sin duda alguna, a
desarrollar el protagonismo de la ciencia matemática como elemento clave para el avance deotras ciencias auxiliares de gran importancia para el progreso de la época. Pero además de la
labor docente y científica de estos matemáticos, que queda reflejada en todas sus publicaciones,
hubo una preocupación expresa por dotar a la biblioteca de esta institución de los libros
de texto que en esos momentos eran clave en la evolución del pensamiento científico europeo
y de los que no se disponía en España. El contenido de esta exposición hace un recorrido
por los textos utilizados en nuestras aulas para la enseñanza de las matemáticas. Así podemos
contemplar, junto a las obras de insignes matemáticos españoles como José Zaragoza o
Caramuel, obras que han marcado un hito en la evolución de la ciencia como las de Newton
o Kepler. De ahí la singularidad de la colección de los libros de esta muestra y de ahí la necesidad
de que la Universidad Complutense contribuyera a los actos de este Congreso.
Si bien en todas las disciplinas científicas la historia tiene una enorme importancia para la
comprensión de las mismas, en el caso de las matemáticas su historia tiene connotaciones especiales:
los Elementos de Euclides, escritos hace más de 2300 años siguen siendo perfectamente
válidos hoy día y lo mismo ocurre con los textos de Newton, Kepler, Gauss, etc. Un teorema
demostrado de acuerdo a las leyes lógicas de la matemática perdura plenamente vigente
y actual en el tiempo. Ello ha contribuido a forjar ese áurea de la matemática como árbol perfecto,
de verdades absolutas, sin contradicciones internas que le han dado un aire de misticismo
y esoterismo. Hoy día sabemos, gracias al trabajo de otro gran matemático, Kurt Gödel,
cuyo centenario de nacimiento celebramos también este año, que esto no es así y que las matemáticas
pueden estar sometidas a las mismas incertidumbres que otras ciencias.Valgan estas
líneas como un pequeño homenaje a este insigne matemático al que el ICM rinde también
homenaje con una exposición que se ubicará en el Jardín Botánico de la UCM.
La relación de los matemáticos con los libros es muy especial. En primer lugar porque al tratarse
de una disciplina que trata con conceptos abstractos que se manejan mediante procesos
lógicos y paradigmas muy precisos, exige de la fiabilidad del texto escrito. Nada está completamente
demostrado hasta que está escrito con absoluta precisión. Además, para comprenderlo,
aprehenderlo, los matemáticos necesitan del encuentro “personal” con el texto, del análisis
minucioso del mismo, donde un par de líneas pueden suponer horas de reflexión al lector. Ensegundo lugar el atractivo por los libros de matemáticas proviene desde el punto de vista técnico
de la edición. Editar libros de matemáticas no es fácil: las fórmulas, los símbolos específicos,
las figuras,... son elementos complicados de manejar desde las imprentas. Hoy día con la
ayuda de la informática todo esto está resuelto, pero no ha sido así a lo largo de la historia. Por
eso observar los libros de matemáticas de siglos pasados es un espectáculo impresionante.
Estoy seguro de que los visitantes también disfrutarán con la exhibición de los ejemplares
seleccionados para esta muestra, cuya realización sólo ha sido posible gracias al denodado trabajo
de unas cuantas personas a las que es de justicia reconocérselo. En primer lugar el Comisario
de la exposición D. Ricardo Moreno Castillo, profesor vocacional con una larga experiencia
docente, y un profundo conocedor de la historia de las matemáticas. Gracias a él podemos
disfrutar en nuestro recorrido por los libros que marcaron un punto de inflexión en cosmografía,
geometría o álgebra, entre otros aspectos. En segundo lugar a todos los bibliotecarios
que trabajan en la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla,” formado por un grupo de profesionales
convencidos de que el conocimiento y difusión del patrimonio bibliográfico de la
UCM es uno de nuestros valores fundamentales.Y por supuesto a nuestro Rector,Carlos Berzosa
Alonso-Martínez, que desde el primer momento ha apoyado este proyecto convencido de
que, a través de la difusión del saber y el conocimiento, se puede hacer una sociedad mas justa
para todos. Esperemos que la contemplación del papel protagonista que ha tenido la ciencia
matemática a lo largo de la historia nos haga comprender a todos su enorme importancia en el
desarrollo y evolución de nuestro futuro científico.
CARLOS ANDRADAS HERANZ
Vicerrector de Ordenación Académica de la UCM
Presidente de la Real Sociedad Matemática Española
Vicepresidente General del ICM 2006
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Los libros de Matemáticas en España |
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LA DOCUMENTACIÓN CIENTÍFICA y, en
particular, la documentación matemática, ha tenido una atención especial, en España, por
parte de los no muy numerosos eruditos que ha tenido el país durante los siglos pasados. Así
es fácil encontrar Archivos y Bibliotecas, tanto públicos como privados, donde se ha conservado
un patrimonio documental que permite reconocer la historia de los hechos sociales,
políticos y científicos y la creación, invención e implantación de instrumentos y elementos
científicos en el medio español.
Para el conocimiento de las obras de matemáticas manuscritas o impresas es preciso
conocer las bibliotecas que tienen lo que generalmente se conocen como fondos antiguos,
como la Biblioteca del Escorial, donde existe un fondo de manuscritos árabes y
bastantes textos de matemáticos españoles de los siglos XVII y XVIII; la Biblioteca Nacional
de Madrid en la que se encuentran un buen número de las obras de matemáticas de
autor tanto españoles como europeos, desde el siglo XVI hasta el siglo XIX; el fondo antiguo
de la Biblioteca de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense,
actualmente depositado en la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla”, que cuenta
especialmente con las publicaciones de los matemáticos europeos y de ellos, particularmente, las de los franceses, con varias coleccione de obras completas, de finales del XVIII,
el XIX y comienzos del siglo XX, y entre ellos están también muchos de los textos publicados
por matemáticos españoles; la Biblioteca de la Escuela de Ingenieros de Caminos,
Canales y Puertos que cuenta con un rico fondo de publicaciones de matemáticas tanto
el siglo XIX como del primer tercio del siglo XX, con la particularidad de que entre estos
se encuentran la mayor parte de los textos de matemáticas escritos por ingenieros que se
dedicaron especialmente a las matemáticas. La Biblioteca de la Universidad de Salamanca
es una de las más ricas en textos de matemáticas de los siglos XVI al XVIII, y entre ellos
los textos de autor español están al menos los más importantes. Los centros que acabo de
citar son los que cuentan con fondos que por su calidad y cantidad son de los más interesantes
para el investigador que estudia los cambios en las ideas y en la evolución de los
problemas matemáticos. Pero además en las bibliotecas de las instituciones existentes en
Aragón, Andalucía, Galicia, Cataluña,
Valencia y Castilla, se encuentran bibliotecas públicas y de particulares que conservan
colecciones de libros y manuscritos importantes para la historia de las ciencias y de las matemáticas
en España. Un ejemplo de esto lo encontré en Madrid en la Biblioteca del Senado
que guarda la biblioteca del pretendiente carlista al trono español y que tiene una inesperada
y numerosa colección de textos científicos, en el que las obras de matemáticas son muy
numerosas.
En estas bibliotecas, las hemerotecas constituyen una parte importante y de ellas las revistas
con secciones de matemáticas o especializadas en matemáticas, publicadas en España, se
encuentran la mayor parte en el fondo antiguo de la Facultad de Matemáticas, en la Biblioteca
de Caminos y en la Biblioteca del Ateneo de Madrid, además de las revistas de matemáticas
que hay en la Biblioteca Nacional.
Lo cambios que en los pasados siglos han sufrido las universidades españolas han tenido
su consecuencia en los fondos de sus bibliotecas. Los traslados de la antiguas universidades
de Alcalá y Cervera, al menos en el caso de la de Alcalá y supongo que ocurriría lo
mismo con la de Cervera, supusieron la dispersión de sus libros por distintos fondos debibliotecas actuales.Y así por ejemplo en las bibliotecas de las Facultades de Medicina y
Derecho se encontraban libros de ciencias y de matemáticas. Este fenómeno fue repetición
del mismo que se produjo con la expulsión de los jesuitas en el siglo XVIII. Afortunadamente
el problema de dispersión de estos fondos se ha solucionado con la creación en la
Universidad Complutense de su Biblioteca Histórica, donde se han centralizado las colecciones
históricas impresas antes del año 1830 y que hasta ese momento estaban repartidas
en las distintas Facultades y Escuelas de la Universidad.
Una de las consecuencias de esta dispersión de colecciones, aparentemente traslados sin
importancia, es que se creó la sensación entre los ilustrados, los personajes cultos y los científicos
españoles de que no habían existido en España, en tiempos pasados, ni cultura, ni
conocimientos, ni autores, ni publicaciones científicas y matemáticas. Así en la historia de la
cultura en España se han ido produciendo lagunas científicas y matemáticas sin ninguna
explicación y que sólo han servido para provocar polémicas estériles.
Para conocer lo que se ha escrito y que se ha producido de matemáticas en España
antes del siglo XX, hay que recurrir, como un elemento de información esencial, a los
repertorios bibliográficos. Desde el siglo XVII los eruditos españoles han elaborado y
publicado repertorios que recogen las publicaciones literarias y científicas de autores
españoles de los reinos en la península y de los reinos, fuera de la península, de los reyes
españoles, especialmente de los italianos. En general hay un repertorio bien conocido
preparado por un experto librero Palau Dulcet en el que se encuentra casi todo lo
publicado de autor español hasta el siglo XX. Mucho más preciso y con información
valiosa para las ciencias, está el repertorio de Nicolas Antonio en dos tomos dedicados
a la “biblioteca vetus” y la “biblioteca nova” que contiene toda la información impresa
hasta finales del siglo XVII y además esta el repertorio clásico de Casiri con información
de los clásicos latinos y griegos. Además se encuentra información de publicaciones
que no son frecuentes en las bibliotecas, en numerosos repertorios bibliográficos,
muchos de ellos locales, con información local existente en regiones y provincias
muchos de ellos olvidados.
Desde el siglo XIX y durante el siglo XX se han publicado bastantes artículos de eruditos
en revistas de escasa difusión en los que se encuentra información bibliográfica de
matemáticos y de publicaciones de matemáticas, que en un determinado momento
tuvieron trascendencia en la enseñanza de las matemáticas desde la enseñanza elemental
hasta la universitaria.
En resumen y en relación con la información sobre autores y publicaciones científicas
en España hay que destacar la enorme labor realizada por el catedrático de la Universidad
de Valencia José María López Piñero y el equipo de colaboradores del que se
fue rodeando que han publicado repertorios sistemáticos donde se encuentra actualizada
casi toda la información científica existente en España. Del equipo de López Piñero,
hay que señalar al actual catedrático de Historia de la Ciencia Victor Navarro Brotons
que es quien ha trabajado los temas relativos a la Física y las Matemáticas. Sin López
Piñero y Victor Navarro hoy día no se habrían producido las condiciones y el conocimiento,
de la historia de las ciencias y de las matemáticas, que se tiene hoy en España y
que ha permitido que se origine el numeroso colectivo profesores e investigadores de la
historia de las ciencias y de las matemáticas que actualmente forma parte de la comunidad
científica española.
La información sobre la estructura científica española y la evolución de la misma se
encuentra en los numerosos archivos documentales en los que se guardan la documentación
que recopila todo lo sucedido con respecto a los científicos y los matemáticos, sus
proyectos, sus viajes y, en algunos casos, sus documentos manuscritos y correspondencia,
y sus relaciones con las instituciones científicas. Los Archivos, bien conocidos en España,
como el de Simancas, Histórico Nacional, y los de algunas Academias como el de la de
Historia y el Archivo General de la Administración guardan expedientes, actas, discursos,
tesis doctorales manuscritas e información que permite conocer la historia científica real
de este país. Sobre las matemáticas en el Archivo de la Universidad de Salamanca y en los
Archivos del ejercito y la marina en Segovia y Cádiz, por citar dos de los más importantes,
hay información de los cursos de matemáticas y de lo que se intentaba investigar sobre problemas matemáticos de los siglos XVIII y XIX. Además existen otros archivos y bibliotecas
en los se encuentra documentación y publicaciones de matemáticas que analizada
convenientemente permitiría conocer cual ha sido el estado de las matemáticas y el papel
de los matemáticos hasta principios del siglo XX.A partir de ese momento la información
ha sido mucho más precisa y organizada lo que permite, actualmente, saber y conocer que
es lo que se ha producido y como de matemáticas en España.
SANTIAGO GARMA
Universidad Complutense de Madrid
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La Colección de libros de Matemáticas
de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense |
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CON MOTIVO de la celebración del Congreso
Internacional de Matemáticas (ICM 2006) que va a tener lugar en Madrid entre los
días 22 y 26 de agosto de 2006 la Universidad Complutense planteó la posibilidad de contribuir
a los actos culturales, con la organización de una exposición en la Biblioteca Histórica
“Marqués de Valdecilla” en la que se mostrase la evolución del pensamiento matemático
en España, a través de los textos conservados, y dedicados en su mayoría a la docencia de
esta disciplina desde el siglo XVI hasta principios del siglo XIX.
El comisario de esta exposición, el profesor de la Facultad de Matemáticas D. Ricardo Moreno,
hizo la primera selección de fondos y pronto se vio que era posible organizar la exposición
utilizando exclusivamente fondos propios de la Biblioteca Histórica. Esto podría resultar
excepcional para cualquier biblioteca si no se tuviese en cuenta que la Biblioteca Histórica
es actualmente la heredera de las bibliotecas de las instituciones de enseñanza que han formado
la Universidad Complutense a lo largo de su historia y en este sentido estamos
hablando de prestigiosas instituciones, dedicadas a la docencia y estudio de la ciencia, y en
las que impartieron su enseñanza importantes matemáticos españoles, cuyos textos sirvieron de referencia durante muchos años. Estas bibliotecas se formaron, no solo adquiriendo libros
españoles, sino de fuera de España, por lo que forman una importante colección de contenido
científico, con algunos ejemplares de alto índice de rareza, por lo que puede considerarse
un ejemplo de la evolución del pensamiento científico español.
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Las bibliotecas de los Colegios de Alcalá
Tanto la biblioteca del Colegio Mayor San Ildefonso, desde su fundación por el Cardenal Cisneros, como las bibliotecas pertenecientes a los otros Colegios Menores que pronto se crearon a su alrededor, poseyeron los manuales y textos de enseñanza destinados a servir de apoyo para la gran empresa docente que se inició en estos Colegios a partir de los inicios del siglo XVI.
En esta primera etapa existían seis cátedras de Teología, seis de Cánones, cuatro de Medicina, una de Anatomía, una de Cirugía, ocho de Artes, una de Filosofía Moral, cuatro de Retórica, seis de Gramática, cuatro de Griego y Hebreo y una de Matemáticas La Cátedra de Matemáticas, considerada por entonces como ciencia auxiliar para otras enseñanzas, no tuvo el mismo desarrollo y prestigio que otras, a pesar de que uno de sus más insignes profesores fue Pedro Ciruelo de cuya obra Cursus quattuor mathematicarum se conservan en la Biblioteca Histórica un total de 7 ejemplares; tres ejemplares de la edición de Alcalá,Arnao Guillen de Brocar, 1516; dos de la edición de Miguel de Eguia de 1526 y otros dos de la edición de 1528. Esta obra fue un auténtico “best seller” de la época. En pocos años se hicieron tres ediciones distintas y fue uno de los “manuales” que se seguían en España para estudiar la ciencia matemática durante el siglo XVI, como lo prueba el hecho de que estuviera presente en las bibliotecas de los colegios de Menor de la Concepción, Compañía de Jesús de Alcalá, Colegio Mayor San Ildefonso, y Colegio Santa Catalina Martir de los Verdes.
Esta obra hay que enmarcarla dentro de la gran actividad impresora que tuvo la ciudad de Alcalá durante los primeros años del siglo XVI, considerada una auténtica ciudad de las letras1.Arnao Guillén de Brocar, impresor instalado en Alcalá a instancias del Cardenal Cisneros, desarrolló una importante actividad profesional directamente
relacionada con la necesidad de imprimir manuales y textos para la recién creada Universidad, actividad que fue continuada por su hijo Juan y su yerno Miguel de Eguía, entre otros miembros de esta saga de impresores.Otros títulos importantes para el desarrollo de la ciencia matemática en España durante el siglo XVI también for-maban parte de las estanterías de la biblioteca del Colegio Mayor San Ildefonso, entre
ellos la obra de Juan de Mariana: De ponderibus et mensuris impresa en Toledo en 1599 y de la que se hicieron también varias ediciones. Dentro de los manuales españoles encontramos algunos de los más habituales a la hora de estudiar las matemáticas y las
ciencias con ella relacionadas como el de Jose Garcia Cavallero: Breve cotejo de las pesas y medidas Madrid, 1731, obra que solo conoció una edición, pero de la que se conservan al menos 34 ejemplares en España o la de Juan García Justo: Elementos de aritmetica, álgebra y geometría. Salamanca, 1794 Encontramos también procedentes de las bibliotecas de los Colegios de Alcalá algunos manuales editados fuera de España. Entre ellos el de Marin Mersenne: Universiae geometriae mistaeque mathematicae..Paris, 1644 del que solo se conservan cuatro ejemplares
conocidos en España o la de Barozzi, Francesco: Cosmografía,Venecia, 1585, obra de la que la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense conserva dos ejemplares, procedentes uno de la biblioteca del Colegio Menor de la Compañía de Jesús de Alcalá de Henares y el otro de la biblioteca del Colegio Imperial de los Jesuitas.
Algunas procedencias de estos manuales hay que buscarlas en bibliotecas privadas que ingresaron en la Universidad Complutense como es el caso de la obra de Cousin, Jacques Antoine: Introducción al estudio de la astronomía física. Madrid, 1796 traducida al español por Pedro de Sirias desde la edición de París de 1787, ejemplar que procede de la biblioteca de Juan Francisco Camacho2 cuya biblioteca ingresó en la Universidad en 1896 y que pasó a formar parte de los fondos de la biblioteca de la Facultad de Derecho.
Las bibliotecas de los Colegios de Alcalá conocieron su esplendor fundamentalmente a lo largo del siglo XVI, años en los que se inició su formación y se adquirieron las obras fundamentales para las enseñanzas impartidas, entre ellas las matemáticas, considerada en este momento como ciencia auxiliar. De ahí que la colección de libros dedicados a las matemáticas no sea tan extensa ni significativa como la que poseía en Madrid el Colegio Imperial de los Jesuitas.11
Durante los siglos siguientes el deterioro que sufrieron las enseñanzas en esta Universidad afectó también a su biblioteca y la casi paralización a la que llegó la docencia en Alcalá durante el siglo XVIII motivó que se plantease su traslado a Madrid. En 1822 un decreto promulgado el 4 de octubre ordena el traslado de la Universidad Complutense desde Alcalá a Madrid y junto a ella su biblioteca. El 7 de noviembre de 1822 se celebra un acto de inauguración de la Universidad Central en la capilla de los Reales Estudios de San Isidro; sin embargo, dada la situación política del país, esta no llego a funcionar hasta el año 1839 en el que se inició la enseñanza de los estudios de Teología, Jurisprudencia y Medicina. La biblioteca procedente de los Colegios de Alcalá se traslada en un primer momento al Convento de las Salesas de Madrid y posteriormente al edificio de la Universidad en la calle San Bernardo, donde se incorpora a la biblioteca de los estudios de Teología y Jurisprudencia, convertidos posteriormente en Facultad de Derecho.
Las bibliotecas pertenecientes a los Colegios se trasladaron, desde esta Facultad, a la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla”, donde actualmente pueden consultarse.
La biblioteca del Colegio Imperial de los Jesuitas
La Academia Real Matemática, fundada por Felipe II, se creó ante la necesidad de formar alumnos con conocimientos científicos suficientes para que pudieran desenvolverse en los campos relacionados con esta ciencia (cosmografía, astronomía, arquitectura, ingeniería…). Los estatutos se publicaron a finales de 1548 con el titulo Institución de la Academia Real Mathematica3 y en ellos se justifica su creación ante los escasos y mal formados alumnos existentes en las Universidades. La creación de esta academia fue un hecho trascendente para el desarrollo de las ciencias en España4.
En esta Academia impartieron su docencia los más importantes matemáticos españoles de la época: Juan Ambrosio Onderiz, traductor de la obra de Euclides La perspectiva y especularia de Euclides, Madrid, 1585; Ginés de Rocamora y Torrano, autor de Esphera del universo. Madrid, 1599 o Andrés García de Céspedes que escribió Libro de instrumentos nuevos de geometría. Madrid, 1606, entre otros.
Sin duda esta Academia poseía una biblioteca, además de “globos, espheras, cuerpos regulares y otros instrumentos matemáticos y geométricos.”5 Al disolverse la Academia en 1625 parte de estos materiales pasaron a los Reales Estudios de San Isidro, donde posiblemente ingresaron también los libros de su biblioteca.
La creación en Madrid del Colegio Imperial de los Jesuitas, nombre que pudo utilizarse gracias al apoyo dispensado por Maria de Austria y el Conde Duque de Olivares, supuso la puesta en marcha de un proyecto que respondía a las directrices de la
Compañía: la creación de un centro de elite donde formar científicamente a clases
dirigentes. Este centro, fundado en 1625, pronto se convirtió en la más importante institución
dedicada a la ciencia en España a lo largo del siglo XVII. Dentro de las 17
cátedras que constituían su plan fundacional había dos dedicadas a matemáticas, que
fueron, sin duda, centro de referencia de esta enseñanza durante estos años. Para ocupar
la primera cátedra de matemáticas se propuso al P. Gregorio de Santo Vincencio “que es uno de los más insignes matemáticos ha leído en Roma y en las mas principales
universidades de Alemania, ha impreso algunas obras de esta facultad y tiene otras
que va sacando a luz cada día”6 A pesar de las dificultades que se tuvo en algunas ocasiones
para cubrir las plazas de profesores lo cierto es que se intentó siempre dotar con
insignes matemáticos, aunque hubiera que traerlos de fuera de España. Desde Flandes
se incorporó el P. Juan Carlos de la Faille, quien escribió un método para la enseñanza
de la geometría en 16407.A este le sucedieron entre otros matemáticos de la talla
de Andrés Tacquet, que publicó entre otras obras Arhitméticae theoría y praxis (Amberes,
1665) obra de la que la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense conserva
el único ejemplar conocido en España.; o el padre José Zaragoza, considerado una
figura relevante de la ciencia española del siglo XVII. En el año 1752 Fernando VI creó
una nueva cátedra de matemáticas que estuvo a cargo de destacados jesuitas como José
Cassani, Bartolomé Alcazar o Carlos de la Reguera, entre otros.
La importancia de estas enseñanzas queda reflejada en la formación de la Biblioteca
del Colegio Imperial8 y en la colección de libros de matemáticas que actualmente se conservan en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense, no
solo en lo que refiere a obras de los propios jesuitas sino, fundamentalmente, en
cuanto a la adquisición de manuales y textos de estudio impresos fuera de España,
pero considerados fundamentales para el estudio de la ciencia matemática. La mayor
parte de los ejemplares que forman parte de esta exposición proceden de esta biblioteca
y son muchos más los conservados que por motivos de espacio no se han podido
exponer. Entre ellos podemos destacar lo que se puede considerar algunos libros
con varias ediciones y de los que se conservan en España un considerable número
de ejemplares. Por ejemplo la obra de Gerardo Mercator, Cronología hoc est temporum.
(Colonia, 1569) o la de Bernardo Lamy, Apparatus chronologicus et geographicus…
(Venecia, 1735), a pesar de ser ambas obras con escaso número de ediciones. Sin
embargo la colección de libros de contenido matemático procedente de la Biblioteca
del Colegio Imperial destaca por su rareza. Algunos de los ejemplares expuestos
pueden considerarse únicos ejemplares conocidos en España9. Entre ellos la obra
de Juan Bautista Vimercato, Dialogo della descrittione teorica et practica de gli horologi solari
(Ferrara, 1565) o la de Nicolás Freret, Défense de la chronologie fondée sur les monuments
de l´histoire ancienne contre le sisteme chronologique de M. Newton (París, 1758).
Destacan además de por su rareza, por su trascendencia para la evolución de la ciencia
astronómica y de los logaritmos dos obras de Johannes Kepler, Ad vitellionem paralipomena
(Frankfort, 1604) y Logarithmorum ad totidem numeros rotundos (Marburgo,
1624) o de Galileo, Le operationi del compasso geometrico. (Bolonia, 1656).
Tampoco
existe ningún otro ejemplar conocido en España de la primera edición que realizó Isaac Newton de sus descubrimientos físicos y matemáticos que publicó en Londres
en 1687 con el título de Philosophiae Naturalis principia matemática, obra clave en la
historia de la ciencia universal, de la que se conserva además la edición de Colonia
de 1760 y la de Génova de 1739; así como la traducción al inglés editada en Londres
en 1729 y la traducción al francés impresa en Paris en 1759. Igualmente destacan
las obras de otros autores importantes para la evolución de la ciencia y el pensamiento
matemático como Lucas Valerio, amigo de Galileo, Daniel Barbaro, Juan Bernardino Fidati o Michel Rolle, de los que no se conservan en España ejemplares
de ninguna de sus obras, excepto los mostrados en esta exposición
Además del destacado índice de rareza de esta colección conviene destacar el elevado
número de ejemplares de obras escritas por algunos autores claves para la evolución
del pensamiento matemático español. No hay que olvidar el destacado papel que jugó
el Colegio Imperial de Madrid en la enseñanza de las matemáticas, el prestigio alcanzado
por algunos de sus profesores y su influencia determinante en la evolución del pensamiento científico español. Entre ellos destaca la figura de José Zaragoza que ocupó la cátedra de matemáticas del Colegio Imperial entre 1670 y 1679. Autor de un elevado número de obras sobre la enseñanza de la matemática, como por ejemplo Aritmética universal (Valencia, 1669) o Esphera en comun celeste y terraquea (Madrid, 1675) entre otras muchas obras. Esta biblioteca fue, sin duda, la más importante de Madrid hasta el siglo XVIII y dado el papel fundamental que otorgaron los jesuitas a la enseñanza de las matemáticas, resulta excepcional la colección actualmente conservada, a pesar de que este primitivo núcleo original ha sufrido perdidas considerables ocasionadas por la dispersión de sus fondos10 y desastres históricos como la guerra civil española11.
Tras la expulsión de la Compañía en 1767, Carlos III transforma el Colegio Imperial en los Reales Estudios de San Isidro cuyas enseñanzas se incorporan a la Universidad Literaria de Madrid en 1845 integrándose en la Facultad de Filosofía.
ANA SANTOS ARAMBURO
Directora de la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla”
Universidad Complutense de Madrid
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